Por mucho que lleven siglos hablando de ellos como "el sexo fuerte", todos sabemos que unas míseras décimas bastan para que queden tocados y hundidos. Con cara de pochos como si estuviesen en las últimas.

Por mucho que lleven siglos hablando de ellos como "el sexo fuerte", todos sabemos que unas míseras décimas bastan para que queden tocados y hundidos. Con cara de pochos como si estuviesen en las últimas.