En la locura que viven nuestras autonomías, Murcia está acabando su segundo aeropuerto, el de Corvera. Incapaz de pagar sus deudas, como sucede con el resto de España, la carrera hacia adelante continúa como si nada. Pero no es de esto de lo que quería hablar. Este viernes pasado, el aeropuerto hizo un concurso para captar trabajadores. Pretenden contratar a 1.300 personas para la terminal. Un periódico se puso en la puerta de la oficina de reclutamiento y se encontró con muchísimos jóvenes, universitarios incluso, que se quejaban de que el aeropuerto exija inglés, y no un inglés básico, sino algo un pelín capaz de ser utilizado con un extranjero. Y aquí está otra evidencia de nuestro desastre: nuestros jóvenes no saben idiomas. Tienen clases desde que nacen, tenemos escuelas trilingües y cuatrilingües y, al final, no saben nada. Los idiomas han sido siempre las marías, las hipermarías, y al final nadie sale de cuatro frases mal dichas. La UIB ha aprobado que todo el mundo que acabe un grado aquí tendrá que tener un cierto nivel de inglés. Otra mentira. Ese nivel se acreditará con haber aprobado un curso en la UIB, el cual, por supuesto, será una farsa. Lo malo del inglés es que al final hay que demostrarlo no con un papel sino hablando con un extranjero. Si no fuera por eso, estamos a un nivel muy alto.
