En tiempos del doctor Beltrán se decía que el Mallorca estaba en buenas manos, debido al título del programa que emitía la televisión y que presentaba el médico nacido en Campanet. Por desgracia ahora está más bien en manos ajenas, pues con un ojo tiene que velar por su propio rendimiento y con el otro vigilar la trayectoria de sus vecinos de asiento en este furgón de luz roja que cierra el convoy ferroviario.
Los resultados de la jornada han sido mejores el domingo que el sábado. Malo el empate del UCAM en Reus, mejor visitante que local, pues permite a los murcianos mantener distancia y golaveraje.
Tampoco fue nada bueno el triunfo del Nástic en Valladolid o el del Almería sobre el Alcorcón que, pese a meter a los de Santo Domingo en la pomada, relega a los de Olaizola a la penúltima plaza, dos puntos por encima de un Mirandés con muchos problemas y al borde del desahucio.
Tampoco levanta cabeza el Córdoba, cuya visita a Son Moix se presenta tan trascendental como la de los tarraconenses y el desplazamiento a Madrid. La suerte se echará probablemente en estos tres choques y, nunca mejor dicho, de trenes.
La buena noticia es que los síntomas más recientes indican que la portería parece mejor guardada, aunque la mala y reiterativa es que la pólvora permanece mojada y sin visos de recuperación. Lago Jr ha involucionado, Brandon se desgasta excesivamente como pollo sin cabeza y Lekic aporta poco o casi nada.
Queda tiempo, partidos y puntos, pero no es exclusivo ya que es a repartir entre todos los que suspendieron los exámenes de agosto y también los de enero. Falta la repesca.
