Como continuación a mi “Cristal” anterior, detallaré los hechos que, en mi opinión, ponen en duda la capacidad de Maheta Molango para dirigir como máximo responsable a un club de fútbol profesional como el Mallorca.
1) En su primera aparición en el palco lo hace acompañado de su esposa, nada que objetar, y su hijo pequeño. Ignoró que entre los clubs de la Liga existe un acuerdo por el que se impide el acceso a los palcos de menores de dieciséis años.
2) Este mismo día, mal ejemplo aparte, se distingue por sus expresiones y gestos inadmisibles en un palco, desde levantarse del asiento para aplaudir o protestar, increpar al árbitro, etc. Debido a ello el presidente del Real Valladolid, Carlos Suárez, abandonó el balcón presidencial de Son Moix. Desde este día e incapaz de contenerse, decidió no volver a ocupar su asiento en tal localidad pese a ser la máxima autoridad ejecutiva del club.
3) Al término del partido contra el Córdoba, penúltimo de la pasada temporada, bajó al túnel de vestuarios donde se enzarzó con José Luis Oltra, Florin Andone y el árbitro de la contienda.
4) Su reiterada presencia en medios de comunicación y redes sociales para emitir mensajes no siempre oportunos o, en el mejor de los casos, claramente oportunistas. Sin precedentes parecidos en ningún otro club.
5) Su contradicción al afirmar a su llegada que “ganando doce partidos se accede al play off”, para negar semanas después el ascenso como objetivo. Algo en lo que aún insiste en contraposición al técnico.
6) En la misma tesitura asegurar que “Gálvez es mi entrenador” y a los pocos días cargárselo para fichar a Fernando Vázquez y reforzarle la plantilla con seis fichajes.
7) Acusar a los jugadores públicamente y en varias ocasiones de falta de intensidad.
8) Su reconocimiento explícito: “si fuera mejor gestor de lo que soy tal vez estaría trabajando en un club más grande que el Mallorca”.
9) Fichar como ojeadores a sus amigos del Brighton y terminar por contratar a los futbolistas que conoce Fernando Vázquez.
10) No haber cambiado nada del club, salvo echar a Luis Martín, conserje y cuidador de material durante lustros, mientras se han mantenido sueldos millonarios para empleados sin función aparente.
11) Comparar al Mallorca con el equipo de moda de turno, ya sea el Atlético de Madrid, el Villarreal, el Leganés o el Alavés.
12) Señalar que estos dos últimos ascendieron sin un delantero goleador e ignorar que el Betis lo hizo con los treinta y dos goles de Rubén Castro.
13) Decir que para el último partido de había acabado las localidades cuando Son Moix registró una entrada de menos catroce mil espectadores.
14) Afirmar que los últimos años se habían hecho las cosas mal y, acto seguido, señalar que al Mallorca le falta continuidad.
15) Exigir, también públicamente, a los jugadores que se aprendan la historia del Mallorca, que él no conoce, y que vean el documental de televisión al efecto.
16) Pagar a diez ojeadores, un embajador y un director de comunicación, entre otros, para luego salir con que “no es Mr. Marshall”.
17) No enterarse de nada en las reuniones con el Ajuntament y los copropietarios del Lluis Sitjar, al punto de proponer unas medidas que Monti Galmés tuvo que rectificar al instante.
18) Colocar y fotografiar pancartas en Son Bibiloni y mensajes en el vestuario de Son Moix para presionar a la plantilla ante la afición.
19) Antes de empezar la liga amenazar a los futbolistas con despidos en octubre, recordarles que les paga el desayuno y la comida o divulgar sanciones internas a dos de ellos.
La relación podría seguir, es más extensa, y constituye un resumen de lo que ya se ha ido contando en este espacio. Cada cual le dará la importancia que estime conveniente. Para mí son faltas lo suficientemente graves en quien, en estos momentos, representa no sólo a la propiedad, sino al mallorquinismo en general, entregado o no.