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A la derecha, Carlos Segura, inspeccionando restos del coche explosionado
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A la derecha, Carlos Segura, inspeccionando restos del coche explosionado

El tédax del segundo coche bomba en Palmanova: "Jamás pensé que ETA actuaría en Mallorca"

Por Marina Forteza
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mfortezamallorcadiariocom/8/8/23
martes 30 de julio de 2024, 05:00h

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Le gustaría que esta entrevista nunca se hubiese tenido que hacer; que el atentado no hubiera pasado. Carlos Segura recuerda, cada día como hoy, un episodio que le marcó para el resto de su vida como guardia civil pero, sobre todo, como español. Este martes se cumplen 15 años del asesinato de dos jóvenes agentes de la Benemérita: Diego Salvá Lezaun y Carlos Sáenz de Tejada, por una bomba lapa colocada en los bajos de un coche patrulla frente al cuartel de Palmanova. "Estaba en el aeropuerto esperando la salida de una autoridad cuando recibí junto a mis compañeros el aviso de que algo horrible había pasado". Y, en ese momento, el cronómetro inició la cuenta atrás: Carlos, Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos (tédax), debía desactivar, junto a sus compañeros, el segundo coche bomba que fue hallado horas después a escasos kilómetros de la primera explosión, en un segundo cuartel de Calvià, una de las zonas más turísticas de la isla.

Fue un 30 de julio de 2009 cuando el terror de ETA llegó a Mallorca. Hoy rememora la tragedia con mallorcadiario.com, homenajeando especialmente a todos los agentes que participaron en el operativo y poniendo énfasis en el trabajo en equipo. "Nos habría gustado extraerla, pero solo pudimos hacer una explosión controlada". La bomba lapa estaba bajo el coche, lo que dificultaba la visibilidad.

Pero Segura también vio de primera mano la jornada de terror y caos. Diez minutos antes del turno de patrulla de las dos de la tarde, los dos agentes salieron del edificio de camino al todoterreno. Nada más subirse al 'Nissan Patrol', aparcado en la calle, frente al cuartel, el artefacto colocado en los bajos del vehículo hizo explosión.

La isla de la calma, que hasta entonces seguía los atentados desde la distancia, fue objetivo del segundo ataque del grupo terrorista en menos de 24 horas: y es que, el día anterior, una furgoneta bomba había explotado junto a la Comandancia de Burgos.


En ese momento, se activó la 'Operación Jaula': se cerraron los accesos a Palmanova, el aeropuerto de Palma, y todos los puertos. Pero los terroristas buscaban hacer más daño: había una segunda bomba adosada a los bajos de otro vehículo. Segura, que había sido destinado precisamente a Burgos hacía años y hasta entonces residía en Valladolid, fue enviado aquel julio a la isla como parte del operativo especial del verano de apoyo a las unidades en Mallorca y, especialmente, ante la estancia de la Familia Real en la isla. La isla no era su destino, pero las circunstancias le pusieron ante una misión.



"Las personas que vivimos los años de ETA, no olvidamos porque no podemos"


El Tedax Carlos Segura, en otra intervención

"Nos encontramos una situación dantesca, los compañeros destrozados, el vehículo todavía en llamas". El guardia civil recapitula aquella tarde entre la presión mediática, las hipótesis, y las dificultades para lograr neutralizar desde la distancia la bomba, pegada a los bajos del coche, sin apenas visibilidad. "Lo vivimos en una burbuja, no veíamos lo que pasaba alrededor, estábamos centrados en nuestro trabajo porque era muy importante el cómo para que luego se pudiera estudiar la zona y resolver el caso", relata.

Tal y como explica, además de la dificultad de inspeccionar el artefacto a distancia, se presentaron otras relacionadas con la idiosincrasia propia de una isla frente a la Península, en cuanto a desplazamientos , tener que controlar y cerrar el puerto, introducir materiales que necesitaban... "Valoramos siempre, por supuesto, la vida de las personas por delante de los daños materiales, por ello lo más difícil fue evacuar la zona para poder empezar a trabajar en el artefecto". El segundo coche bomba estaba ubicado en la calle Miquel dels Sants Oliver, donde además había un hotel justo enfrente. Los agentes establecieron un perímetro de seguridad y, a partir de ahí, empezaron a estudiar las posibilidades.

"Se combinan factores externos e internos: presión, miedo...las personas que se dedican a este oficio y dicen que no tienen miedo, son unos 'kamikazes': estamos entrenados para utilizarlo, junto a la adrenalina, en beneficio de nuestro trabajo". Segura rememora con nostalgia el trabajo en equipo. Los compañeros eran muy jóvenes, y muchos apenas se conocían debido al operativo especial que reunió a agentes de todas partes del país. De hecho, las víctimas mortales, Carlos Saenz de Tejada, tenía 28 años, era de Burgos, y Diego Salvá, de 27, era natural de Pamplona, aunque residía en Palma desde hacía años y había estado ingresado en la UCI por un grave accidente de tráfico. El día del atentado era el primer día de su reincorporación al cuerpo. Ambos eran recién llegados al cuartel. Carlos apenas llevaba tres días en el destino, aunque sumaba seis meses como agente en la isla, mientras que Diego estaba en prácticas.

A pesar de la conmoción de la tragedia, la profesionalidad evitó un segundo horror. "Yo actué junto a mis compañeros, pero todos los presentes aportaban soluciones". Además, cuenta lo importante que es actuar lo mejor posible en la zona, ya que en ese momento, "ninguna persona que no fuese del equipo de explosivos podía entrar a la zona, ni el forense, ni el juez".


Más tarde, los equipos de investigación procedieron entonces a buscar huellas y pistas, algo clave para poder acabar con el justo desenlace de la detención de los responsables, que podían encontrarse todavía la isla.



"Nos encontramos una situación dantesca, los compañeros destrozados, el vehículo todavía en llamas"


 Diego Salvá Lezaun y Carlos Sáenz de Tejada fueron las últimas víctimas de ETA en España.

Tal y como establece el reglamento, los Tedax no pueden desvelar los métodos de desactivación, clasificados como secretos. Eso sí, Segura cuenta y confirma que finalmente solo pudieron explotar de forma controlada la bomba. Como especialista en desactivación de explosivos, la neutralización no era una novedad para él. Además de las dificultades del territorio, cuenta que "todo el mundo quería saber lo que pasaba, cuál era carga de la bomba... pero no podíamos desvelar nada hasta que tuviésemos la certeza. En ese momento, nuestra prioridad era salvar vidas".



"Lo vivimos en una burbuja, no veíamos lo que pasaba alrededor"


En concreto, eran tres kilos de explosivo bajo el asiento del copiloto. Tras la investigación, se confirmó que las bombas tenían un temporizador preparado para activarse a partir de una determinada hora del jueves, lo que alejaba la hipótesis de que los terroristas hubieran accionado la bomba con un mando a distancia, y abría la posibilidad de que ya hubieran abandonado la Isla. "Evaluamos cómo podíamos iniciar o no el artefacto, y determinar la carga". A pesar de que siente orgullo, asegura que para él el éxito habría sido poder extraer la bomba entera, por ello el mayor logro fue evitar más víctimas. Finalmente, lograron estallar la bomba de forma controlada a las 19.30 horas.


"Aprendí que no se puede pensar al 100 por cien que algo no va a pasar, jamás imaginé, a nivel personal, que pasaría en Mallorca, era el último lugar que diría". El atentado en Burgos un día antes ya tocó de cerca a Segura, que había sido destinado anteriormente y conocía el cuartel. "A veces la vida es inexplicable, y las circunstancias te llevan a experienciar determinados momentos, y me tocó ir a Mallorca después de años, y por desgracia en el peor momento". Sus hijos residen en la isla, y se acuerda especialmente de las dificultades para poder contactar con ellos. "No sólo yo, también mis compañeros que tenían sus familias fuera de la isla, había preocupación; un caos".


De hecho, a día de hoy, sus dos hijos, Carlos y Toni, que siempre han residido en Calvià, recuerdan a la perfección el estruendo que escucharon por la explosión que incluso afectó a edificios colindantes. "Todos pensábamos que había sido de gas". Cada vez que Segura viene a la isla a ver a su familia, asegura que es "una visita obligada" para él la calle Miquel del Sants Oliver.



"El éxito habría sido poder extraer la bomba entera, pero la visibilidad era nula"


"Se me eriza la piel cada vez que lo pienso, pero, la verdad, me hubiera gustado no tener que recordar nada. Ojalá esta entrevista nunca se hubiese tenido que hacer, pero que al menos sirva para recordar lo que ocurrió y que no vuelva a suceder, y, sobre todo, hacer siempre justicia".


Ahora, quince años después del atentado, Segura no está en activo debido a una lesión durante su vida privada. "Lo echo mucho de menos, es un oficio que se vive con mucha vocación". Espera que su hijo menor, Toni, de 23 años y preparando ya las oposiciones, le tome el relevo como Guardia Civil.


Hasta aquel 30 de julio de 2009, ETA nunca había conseguido matar en Baleares, lugar donde, además, había intentado atentar en dos ocasiones contra el Rey. Diego Salvá y Carlos Saenz de Tejada fueron las últimas víctimas mortales de la banda terrorista en España. Todavía se desconoce el nombre de los autores del atentado. El día después, los investigadores confirmaron la posibilidad de que los terroristas hubieran huido la noche del miércoles.

"Fue una banda sin moral y, a día de hoy creo, a nivel personal, que el ser humano tiende a olvidar, más aún cuando no se estudia apenas entre los jóvenes, quienes dudo sepan quién era Miguel Ángel Blanco", lamenta. "Las personas que vivimos los años de ETA, no olvidamos, porque no podemos; hicieron mucho daño a personas y compañeros que ya no están con nosotros por su culpa".

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