Esteban Mas (Maria de la Salut,1955) es el delegado del Govern Balear ante la Unión Europea. Comenzó a trabajar cuando tenía 15 años en el Consulado Británico en Palma como ayudante de botones. Allí desarrolló prácticamente toda su vida profesional. En 2011, cuando Bauzá le ofreció representar a Baleares en Bruselas, era el vicecónsul. Más llama a los ciudadanos a "tomarse muy en serio el Parlamento Europeo y sus elecciones".
-¿Cuántos cónsules británicos ha conocido?
-A catorce. Han sido décadas de trabajo muy intenso e interesante, coincidiendo con el desarrollo de la Mallorca turística, Yo empecé en 1970 cuando las oficinas estaban en Jaime III.
-¿Como se desarrolla su actual trabajo en Bruselas?
-Procurando defender y promover los intereses de Baleares. Comparto oficina con el Centre Balears Europa, también dependiente del Govern, pero nuestra función es independiente la una de la otra. Yo ejerzo de delegado del Govern.
-¿Qué tipo de objetivos persigue actualmente?
-Todos los que nos corresponden como islas y como comunidad autónoma. Por ejemplo en objetivos de ayuda a la agricultura, donde el conseller Company está muy interesado. O en un trabajo de consecución de microcréditos para emprendedores en colaboración con Caixa Colònia.
-Los problemas derivados de la insularidad de Baleares parecen muy difíciles de solventar. ¿Qué se puede hacer al respecto?
-Estamos en una situación de desventaja y hay que convencer a Bruselas de que es así. En Baleares en materia de transporte estamos a menudo hablando de una doble o triple insularidad. Es una disciminación clarísima que hay que tratar de solventar. El presidente Bauzá hace grandes esfuerzos en esta cuestión. Hay que seguir adelante,
-Los tratados de Maastricht y Lisboa reconocen la necesidad de proteger a las islas europeas. En la práctica es otra cosa. ¿Por qué las islas de los diferentes Estados no se unen para conseguir objetivos comunes?
-La idea está muy bien, pero luego en la práctica cada cual tira por su lado. No debería ser así, pero es lo que pasa. Además, las Baleares tienen una desventaja: en Bruselas se creen que aquí se vive muy bien. Cuando nos visitan ven buenas instalaciones e infraestructuras, buenos hoteles y restaurantes. Nos miran como muy desarrollados. No acaban de creerse que atravesemos tantos y tan serios problemas. Es preciso convencerles que estamos en situación de desventaja y que eso nos perjudica.
-¿Se puede hacer algo desde Bruselas para fortalecer las antiguas industrias baleares,como es el sector de la piel?
-Hay que vencer las trabas de la insularidad para ser competitivos. Aquí se pueden fabricar zapatos tan buenos como los que más. Pero el transporte encarece el producto y le hace perder mercado. Es aquí donde hay que luchar.
-¿Tendrá cabida el puerto de Palma en el gran arco Mediterráneo que englobará los más importantes puertos de la Península?
-Como puerto auxiliar de los de Valencia, Tarragona y Barcelona, enlazados por ferrocarril de alta velocidad, es muy posible que sí. Estamos hablando de una inversión total, tanto en el eje del Mediterráneo como del Cantábrico de 42.000 millones de euros. Es impresionante.
-¿Cree que los ciudadanos se toman suficientemente en serio la política que desarrolla el Parlamento Europeo?
-No. De momento, no. Y es una pena. Los ciudadanos tendrían que saber que el 92% por ciento de las resoluciones del Parlamento Europeo influyen luego de manera muy poderosa en las normativas y en las decisiones de todas las instituciones y organismos internos. El peso de Bruselas es enorme. Y aún no se ha asumido.
-¿Cómo ve las próximas elecciones europeas?
-Con preocupación. Temo que la gente vote en clave interna y, en no pocos casos, con una cierta frivolidad. No sólo en España. En Grecia hay peligro de un crecimiento de la extrema derecha, que no cree en Europa. En el Reino Unido también hay muchos euroescépticos, Y eso no me hace ninguna gracia. Europa es esencialmente dos grandes fuerzas, el Partido Popular Europeo y el Partido Socialista Europeo. Pero en las próximas elecciones podrían salir debilitados ante la irrupción de pequeños partidos y de objetivos políticos difíciles de entender a estas alturas. No me gusta que los comicios europeos se conviertan en un cajón de sastre donde se expresan quejas y protestas por cuestiones domésticas. Es una cita importantísima en la que es imprescindible apelar a la responsabilidad.








