Pedro Sánchez, sin duda alguna, va a pasar a los anales de la historia oscura de nuestro país en tiempo récord. Tan sólo le han bastado 100 días. Lo curioso es que su partido es el que está empeñado en sacar a relucir los trapos sucios de nuestro pasado con la intención de rascar algún que otro voto. La jugada, me parece a mí que les va a salir mal. De momento han perdido tres puntos en las encuestas y eso que todavía no se conocía la dimisión de la exministra Montón.
Este episodio, el de Montón, es cuanto menos para que Kafka le eche un vistazo. “No todos somos iguales” dijo la impertérrita exministra. Con todo su desparpajo, sí. Intentando tirar balones fuera como si los españoles fuésemos tontitos y nos creyésemos la historia que no estaba contando. Pero si ahondamos más en la cosa, al final la Sra. Montón será un ejemplo a seguir: “No he hecho nada irregular”. Qué vergonzonería. Al final todavía intentarán inyectarnos la idea de que ellos dan ejemplo. Pero vamos a ver, se presupone que un Ministro cuenta con un plus añadido al resto de mortales. Lo cierto es que en parte me creo que la exministra no ha hecho nada irregular. Hasta ahí podríamos llegar. Evidentemente ella no se ha sentado frente al ordenador de la universidad para cambiarse las notas. Sólo faltaría. Gracias por la aclaración, Montón; pero la dimisión te va en el cargo. Y si lo que pretendías no es dañar la imagen del ejecutivo de tu Presidente, amiga mía, llegas cien días tarde.
Si es que, hasta mi tía Prudencia, sí, la del pueblo; esa que no ha pisado la capital en toda su vida y que no entiende nada de política me ha llamado ipso facto conocerse la noticia diciéndome que tenía los pelos como escarpias. La pobre mujer no podía entender cómo algo así podía estar sucediendo en un gobierno que venía a salvar a España de los malhechores. Mi respuesta de que se trataba de un gobierno al que le faltaba madurez, no ha convencido a mi tía octagenaria. Así que los ideólogos del Presidente ya pueden estrujarse las neuronas para buscar algún que otro recoveco en la semántica del lenguaje.
Pero aquí no acaba la cosa… Como Sánchez nos ha vendido que es un buen alumno, vamos a jugar a las matemáticas. Si a este último episodio de los cien días de Sánchez le sumamos la anterior dimisión del ministro de Cultura, las doce rectificaciones que ha tenido que realizar el ejecutivo socialista, los tres escándalos internos en Moncloa, las rebeldías de seis barones, el gol por la escuadra a la Ministra de Trabajo cuyo resultado fue el quítate tú, directora general, que me quedo yo; y, al final, el resultado de esta operación sumativa es negativo. Y qué pasa cuando un alumno no supera la evaluación. Pues que suspende. Cuando el alumno no alcanza los objetivos tiene que presentarse a la convocatoria extraordinaria.
Y a Pedro Sánchez se le agota el plazo para presentarse a esta convocatoria extraordinaria antes de que caiga otro de sus adláteres. Si hacemos una quiniela, yo apuesto por la Ministra de Hacienda habida cuenta de la que está liando con la subida de impuestos. No sé si es que no se aprendió bien la lección antes de asumir la cartera de las cuentas o si por el contrario, lo que pretende es hacer un guiño al PP por si acaso pierden el gobierno y la dejan por ahí.
Él mismo lo dijo, o por el contrario, ¿ya no se acuerda? ¿Quiere seguir jugando con el lenguaje? Donde dije digo, digo Diego. Pues no. Los juegos del trile lo dejamos para otros personajes. Está claro que los españoles no nos merecemos tener un Presidente así. Por ende, ya no puede seguir un minuto más como Presidente del Gobierno de España. Nos ha tomado el pelo a todos los ciudadanos y ha engañado a los que le apoyaron en esa investidura fantasma. Imagino que esos partidos estarán igual o más decepcionados con Pedro Sánchez como lo está mi tía Prudencia y eso que ella no le votó.
