Con la celebración de Sant Sebastià acaba en Palma y en Mallorca, un ciclo de fiestas que empieza el 6 y el 8 de diciembre con el día de la constitución y la Inmaculada Concepción, sigue con la Navidad, Año Nuevo y la epifanía de los Reyes Magos y se prolonga hasta Sant Antoni y Sant Sebastià. Casi dos meses de festejos que ponen a prueba nuestra resistencia física, mental y económica. Ahora queda casi un mes hasta el carnaval y luego hasta Semana Santa ya no hay más fiestas, con la excepción de la muy poco arraigada fiesta de Les Illes Balears (Día de la Comunidad) el uno de marzo.
Reconozco que no soy de esas personas que reniegan de estas fiestas, o que simplemente no les gustan; a mi sí me gustan, sobre todo el ciclo navideño y las “revetles”, pero hay que reconocer que acabas agotado, con un par de quilos de más, salvo que tengas una voluntad de hierro, seas vegano, o tengas la solitaria o hipertiroidismo, con el crédito de la tarjeta agotado, a lo que también contribuyen las rebajas y con unos cuantos regalos inútiles de los que no te has desprendido por desidia, cautela o precaución.
En las sociedades agrícolas, como fuimos nosotros hasta hace poco, esta concentración de festividades y juergas en esta época era soportable, puesto que era la temporada de menor actividad en el campo, pero en nuestra sociedad actual postindustrial de actividad en línea casi permanente, esta maratón fiestera puede llevar a más de uno al agotamiento físico y, con más frecuencia, emocional, generando problemas de separación familiar, depresión y adicciones. Bien está, por tanto, que ahora tengamos por delante unas semanas de descanso de fiestas.
Hace unos años una empresa de viajes británica se sacó de la manga que el tercer lunes de enero, o el lunes de la última semana completa de enero, es el día más triste del año, el que denominaron “blue monday”. Intentaron justificar tamaña imbecilidad en una pretendida fórmula matemática, que ningún matemático ha avalado ni avalará jamás. Se trata de una nueva tomadura de pelo, pensada para estimular la contratación de viajes de ocio a destinos soleados, a fin de superar la supuesta tristeza generada por el lunes de marras.
Este año el “blue Monday” fue ayer, 19 de enero, el día de la revetla de Sant Sebastià. Seguro que para la inmensa mayoría de palmesanos no solo no es el día más triste del año, sino uno de los más alegres, incluso a pesar de las incomodidades provocadas por el mal tiempo la lluvia y el frío.
En fin, feliz Sant Sebastià a todos y feliz descanso de fiestas las próximas semanas. Después nos esperan un par de meses vertiginosos con la precampaña y campaña de las elecciones autonómicas y municipales, que este año se presentan de lo más interesante.