Recientemente cayó en mis manos uno de los videos que andan en youtube del prestigioso Juez de Menores, Don Emilio Calatayud y atraída por sus palabras, vi varios de él que se encontraban en ese medio.
De una forma clara, concisa y sincera, va desmembrando la realidad que nos encontramos hoy en día en los hogares españoles y en las empresas posteriormente: El problema reside en la falta de obediencia, de valores y de rectitud en los menores que, en unos pocos años, serán trabajadores de empresas, los cuales crecen y se educan con una tolerancia a la frustración nula, que les lleva a no tolerar nada de lo que la autoridad, sean sus padres o un jefe, les ordenan que hagan.
Al mismo tiempo, la semana pasada tuve el honor de dar una conferencia en UNAF, Unión Nacional de asociaciones familiares, en la Cruz Roja de Madrid, sobre los beneficios del Coaching en la educación y el tema volvió a salir a la palestra.
Rizando el rizo, en el Posgrado en Coaching de la Escuela de Turismo de Baleares EtB, del cual soy directora, esta semana tuvimos el privilegio de contar con la clase magistral de la Sra. Rosana Morillo, Directora del RRHH del grupo hotelero Marriott en Mallorca y volvió a resurgir el tema, unido al liderazgo empresarial, esta vez desde el concepto de obediencia y cumplimiento de las normas en los empleados.
Los que nos dedicamos a la enseñanza, a la educación o al manejo de empresas, estamos realmente preocupados por este tema que hace que, en nuestro país, se estén creando unas bases realmente deficientes en cuanto a la formación de las personas que serán las que tendrán que dirigir España en unos pocos años. Pero ¿dónde reside el chic de la cuestión?, ¿estamos educando a nuestros hijos como debiéramos hacerlo?, ¿somos realmente conscientes de que estamos educando a los líderes del mañana?.
Está claro que las generaciones venideras y las actuales, tienen unos valores distintos a los nuestros y esto, no es malo, es simple evolución, pero una cosa son los valores y otra bien distinta que haya un vacío en cuanto a la obediencia, el cumplimiento de las normas y la relación con la autoridad que tienen, unido a la pérdida de respeto hacia sus padres y jefes.
Un punto importante a destacar según el juez Calatayud, es que estos casos, mayoritariamente, se están dando en la clase media alta y no en la clase baja y este tema es algo que nos preocupa mayormente.
Es cierto que también se ha relacionado con el abandono escolar, pero no obligatoriamente tiene que ver con ello. Estos menores pueden estar estudiando y no saber gestionar la relación con la autoridad, bien venga esta de los padres, educadores, o de quien proceda.
Y ¿Qué podemos hacer para cambiar todo esto?. La solución es muy sencilla, comienza con marcar unas normas claras y concisas en los hogares y hacer que ellas se cumplan. Dejar de pensar que por ello somos malos padres o educadores, porque lo que estaremos haciendo será forjar el futuro de nuestros hijos y ayudarles a saber que en la vida va a tener siempre alguien a quien obedecer o a quien respetar. No nos convierte en malas personas marcar normas y hacer que se cumplan, sino todo lo contrario, nos hace ser mejores personas y conseguimos que nuestros hijos también lo sean y aprendan a adaptarse a la sociedad en la que deberán vivir.
Deben aprender a tolerar la frustración que les creará los problemas con los que se enfrenten día a día y si desde pequeños les enseñamos a ellos, tendrán mucho camino recorrido.
Pongámonos manos a la obra ahora que estamos a tiempo de solucionar este problema social, que comienzan por nosotros y no por nuestros políticos o mandatarios.
Comencemos asentando unas buenas bases para crear una vida más feliz a nuestros hijos, en el futuro, estoy totalmente convencida de que se lo agradecerán.





