El Consell de Mallorca presentó su proyecto de segundo cinturón para Palma, camuflado bajo una buena dosis de 'verdura': lo que es una autopista de dos carriles en cada sentido, pasó a llamarse vía conectora. Nada que nos deba sorprender y mucho menos en un periodo preelectoral. La propuesta del equipo de gobierno del Consell es del equipo de gobierno, es decir, de quienes conforman la dirección de esta institución: PSOE, PSM e Izquierda Unida. Pero, no pasa ni un día y el PSM, que quiere estar a las duras y a las maduras, que es gobierno pero que quiere ser oposición, que pretende los sueldos de conseller y los votos de los descontentos, sale y dice que está en contra del proyecto. El PSM, por supuesto, tiene derecho a oponerse a esta carretera, pero lo que debió hacer fue plantear su oposición en el seno del gobierno del Consell. Cuando uno entra a gobernar una institución, asume la corresponsabilidad de lo que se hace, de todo lo que se hace, porque para eso se integra solidariamente en un todo. Y, en justa consonancia, debía haber parado esta propuesta si es que está en contra. Sin embargo, ratificando su falta de seriedad, demostrando una vez más que no son corruptos, pero sí impresentables, se oponen a sí mismos, critican como oposición lo que ellos mismos admiten como gobierno. Los ciudadanos de Baleares se merecen políticos que no roben, por supuesto; pero también políticos que sean coherentes, que tengan dignidad. No se puede estar en misa y repicando.
