¿Es el enemigo?
¿Ustedes podrían parar la guerra un momento?
¿Ustedes van a avanzar mañana?. ¿A qué hora?. ¿El domingo?
¿Pero a qué hora?. ¿A las 7?. A esa hora estamos todos acostados….
¿Y no podrían avanzar por la tarde, después del fútbol?
¿Y van a venir muchos?. No sé si habrá balas para tantos…..
La ineficacia y el ‘tantsemfotisme’ del arranque del plan de vacunación español contra el covid no deja de recordarme este histórico ‘sketch’ de hace décadas del malgrado humorista Miguel Gila.
Desde el 14 de marzo, cuando el gobierno de Pedro Sánchez nos confinó en casa por más de dos meses, el mensaje trasladado a la población para concienciar del problema de la pandemia se ha expuesto siempre en términos bélicos: “Estamos en guerra contra al virus”, “Esta batalla la ganaremos unidos”, “Estamos venciendo al virus”, etc….
También desde entonces lo hemos rifado todo a la llegada de la vacuna. Muertos, infectados, parados, colas del hambre, incertidumbre…. La vacuna iba a dejar atrás esta pesadilla.
Entonces, no es de recibo por muchas excusas que den el gobierno y las CCAA que a estas alturas la vacunación masiva no sea una prioridad absoluta. Ni fines de semana, ni vacaciones de Navidad, ni problemillas logísticos pueden ser una excusa cuando de lo que se trata es de inmunizar a las personas de riesgo primero y a la población en general después. Hacerlo cuanto antes también salvará vidas. Muchas. No lo dice quien firma este artículo sino todos y uno de los científicos que salen a diario a la palestra. Y parece mentira que haya que reflexionar sobre todo esto cuando las vacunas ya están entrando y todas las CCAA disponen semanalmente de su cupo.
Que no las estén administrando a destajo 24x7 (24 horas los 7 días de la semana) es una auténtica vergüenza al nivel del ‘gag’ de Gila con el ‘enemigo’. Tanto pedir la vacuna para guardarla en el congelador.
Particularmente, y más ahora que llegarán las dosis de Moderna, no me importaría asistir a una carrera entre CCAA para ver quien suministra antes todas las dosis asignadas.
Uno tiene la edad suficiente como para haber hecho en su día el servicio militar. En una mañana, en el CIR, ponían miles de vacunas a todos los reclutas del CIR, 2 por barba. Y daba igual que fuera sábado que martes. Había que cumplir el plan. Y no sabíamos ni contra qué nos vacunaban.
Superada la primera fase de vacunación, tocará inmunizar a la población general que deberá acudir a su centro de salud para que le den el pinchazo. Entonces, el sistema de vacunación se hará más complejo por las estrecheces de personal sanitario. Entonces, ¿por qué no se acepta la ayuda ofrecida por el Ministerio de Defensa, los dentistas, la sanidad privada, los veterinarios y las farmacias?. ¿Esto no va de ganar la guerra contra el virus?. Si la podemos ganar en abril no hay que esperar a agosto. Hay que poner sobre la mesa -y coordinar- todas las manos profesionales que se ofrezcan.
Las autoridades parecen olvidar que cada persona que complete los dos pinchazos a tiempo será una persona que ha salvado su vida, o que cuantos más estemos vacunados en mayo antes podremos sacar a la gente del paro, el ERTE, o la desesperación por la ruina de su empresa o negocio. Cada persona o empresa salvadas son una batalla ganada. Y a base de batallas vencidas se gana la guerra.
No pisar el acelerador al máximo desde el primer día es una grave irresponsabilidad.