La reciente campaña impulsada por la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) en agradecimiento a la llegada de turistas ha sumado esta semana el respaldo de Feneval y Baleval, patronales de los rent a car. La campaña constituye un ejercicio de hospitalidad que, en estos momentos, adquiere un valor estratégico. El objetivo de agradecer la visita de los turistas -destacando el papel que juegan en el bienestar económico de las Islas- es más que una cortesía: es un recordatorio de que el turismo sigue siendo el motor insustituible de la economía de las islas.
La iniciativa coincide, sin embargo, con un verano en el que muchos negocios dependientes del sector atraviesan dificultades notables. Chiringuitos y servicios de playa han registrado una caída del 20 por ciento en su facturación respecto al mismo periodo del año pasado, un síntoma de que, aunque la afluencia de visitantes sea elevada, el gasto medio se ha reducido. Restaurantes, bares y comercios también sienten esa presión, lo que obliga a redoblar esfuerzos para mantener activa la cadena de valor que el turismo alimenta.
En este contexto, el mensaje de bienvenida y gratitud no sólo es oportuno, sino necesario. Mallorca ha sido escenario en los últimos meses de episodios de turismofobia, manifestaciones y mensajes que, aunque minoritarios, proyectan una imagen injusta y perjudicial de nuestra sociedad. Este tipo de actitudes no sólo son incompatibles con la atención y el respeto que merece el principal sector económico de Baleares, sino que ponen en riesgo los vínculos de fidelidad que durante décadas se han forjado con los mercados emisores de turistas hacia las islas.
Recordar al visitante que es bienvenido, que su presencia y gasto son esenciales para miles de familias, y que la isla sigue siendo un destino hospitalario, es una inversión en reputación y en futuro
La campaña de la FEHM, junto con el apoyo de Feneval y Baleval, ofrece un contrapeso fundamental a esa narrativa hostil. Recordar al visitante que es bienvenido, que su presencia y gasto son esenciales para miles de familias, y que la isla sigue siendo un destino hospitalario, es una inversión en reputación y en futuro.
El reto, a partir de aquí, es que este espíritu de gratitud se extienda a todos los niveles del sector y la sociedad. La defensa de la calidad de la experiencia turística debe ir acompañada de acciones coordinadas para impulsar el consumo, diversificar la oferta y reforzar la competitividad.
En tiempos de incertidumbre, la unidad de todos los actores vinculados al turismo es la mejor garantía de que Mallorca seguirá siendo un destino admirado y elegido. Y campañas como esta son un paso en la dirección correcta.





