Hay dos frases que, además de trazar un preciso perfil sociopsicológico del personaje que las espeta, me irritan especialmente. La primera, que suele darse a menudo en las barras de bar de barriada, proferida siempre con ronca y etílica voz autosuficiente, es esa de “yo de otra cosa no sabré, pero de esto…” Es obvio que ni de esto ni de lo otro. El individuo en cuestión, cuando entona la frasecilla de marras, está a punto de sentar cátedra sobre algo de lo que no tiene ni repajolera idea. Pero lo suelta con orgullo y convicción, antes de darle otro trago al coñaquito mañanero. ¡La de sabios que hay en este país, madre mía! Pero al menos estos suelen ser inofensivos. Hay otros peores. Intolerantes, maleducados y, desde luego, ignorantes. Y se ciñen al tema del idioma, que debiera ser un medio para entenderse, aunque con semejantes energúmenos sea imposible. Pues eso, que la segunda afirmación que me saca de quicio, y que suele oírse siempre en imperativo, es “a mi háblame en cristiano, oiga”. Por ejemplo, los policías que increparon a los estudiantes reivindicativos de la semana pasada en las avenidas de Palma. Esos peligrosos delincuentes juveniles que se manifestaban por motivos educativos y se expresaban nada menos que en catalán. ¡Válgame Dios, cuánto provocador! Así que nada, que como ellos son la ley y quieren las cosas claras y en prístino cristiano - “¡que aquí nos tenemos que entender todos, carajo!”- (disculpen el taco, que además es de mi cosecha. El poli no dijo eso. O no me consta), pues habrá que hacerles caso. Aunque no sé yo si sabrá el señor uniformado, o cualquier otro ciudadano que comparta tan eruditas exigencias lingüísticas, que el Bon Jesús, cuando aprendió a hablar, porque nació muy pequeñito, lo hacía en arameo, o tal vez en hebreo –disculpen mi ignorancia-, pero desde luego no en ningún “cristiano” que pudiera entender el de la porra. A no ser, y ya me disculparan de nuevo por mi desinformación, que se estudien lenguas muertas en la academia de policía. Que igual tienen ellos su propio TIL para la ley y el orden. ¿Por qué estamos hablando de ese cristiano, verdad? ¿O era Ronaldo? Ay madre, que la he cagado. Perdone señor policía, que me he equivocado de referente. De todas maneras, portugués tampoco sé.
