Vaya semanita llevamos de haters y trolls diversos en las redes sociales. Todo empezó la semana pasada con la visita del presidente del Gobierno a Sant Llorenç que fue criticadísima por los palmeros derechones que tanto detestan al que ellos denominan el “okupa” de la Moncloa. A los agitadores virtuales les dió absolutamente igual utilizar burdamente la imagen de Rafa Nadal en memes pringado de barro hasta las cejas en contraposición a la imagen de Pedro Sánchez trajeado y acompañando a la presidenta Armengol para comprobar sobre el terreno los estragos de la riada mortal. Que casualidad que tanto odio al presidente se transformó en un silencio brutal cuando unos días después fueron los reyes los que visitaron Sant Llorenç y que se embarraron igual o menos que el presidente pero por lo visto la vara de medir de los haters es muy poco imparcial y demasiado injusta y eso que el monarca quedó más que en evidencia cuando un vecino le ofreció la escoba para que les echara un cable. No todo vale y con las redes sociales se nos está yendo esto de las manos.
Por otra parte en la recepción real con motivo del 12 de octubre se lió con el matrimonio Sánchez que por un error de protocolo se situó al lado de los reyes para saludar a los invitados cuando para nada les tocaba colocarse ahí. De poco valió que al poco la Casa Real saliese diciendo que fue un error de la propia casa y exculpando al presidente Sánchez aunque´y ni aunque hubiese sido suyo el fallo hubiese dado para mucho más que unas risas y ya. Es curioso que los mismos que atacan sin piedad al presidente por un supuesto error de protocolo apoyen y se partan de risa con todos los agitadores que en pleno desfile del 12 de octubre abuchearon e insultaron al presidente de todos y todas desluciendo el acto principal del día de la fiesta nacional. Es muy de asco ver como cambian de opinión algunos dependiendo de a quién toque atacar en cada momento. Lo peor de los haters. trolls, memes chungos y fakes news varias es que los alientan y calientan desde la órbita mediática de los mismos partidos políticos y mientras los ciudadanos se dan de tortas virtuales ellos se lavan las manos y miran hacia otro lado.
