No es demasiado inteligente morder la mano de quien te da o te puede dar de comer. Pero parece que los trabajadores de Serveis Ferroviaris de Mallorca no lo tienen muy claro y, como ya pretendieron los pilotos de Air Europa con su anuncio de huelga para finales de julio del año pasado, anuncian huelga para las vísperas de todas las festividades de esta semana de manera que no habrá refuerzos a las líneas habituales. La cuestión es molestar a la parte más débil e indefensa -el usuario- para meter presión al empleador.
Hay que ir con cuidado, porque una huelga contra el usuario se puede tornar en una huelga del usuario. Si durante un tiempo considerable se redujera notablemente el número de personas que habitualmente usan el tren como medio de transporte, algún puesto de trabajo peligraría.
Pero es que además, es de una grave irresponsabilidad que mientras que las autoridades llaman a la cordura ciudadana en cuanto a no conducir si se ha bebido alcohol -y ya sabemos que es habitual en estas festivas pero gélidas celebraciones- no sea posible el uso del transporte público para desplazarse hacia Manacor o Sa Pobla, por citar dos lugares donde más arraigo tiene Sant Antoni.
Está claro que a los huelguistas les importa caer simpáticos lo mismo que a mi la reproducción del escarabajo violín, pero más valdría andarse con cuidado y no causar tal perjuicio en personas dignas de alabanza por evitar la conducción de un vehículo privado en día de asueto.
Por supuesto que los trabajadores del SFM tienen derecho a la huelga, y más si la empresa no ha llevado a cabo las promesas de mejora realizadas en octubre del año pasado. No cabe duda de ello. También tienen derecho a escoger en qué días llevarlas a cabo. Y precisamente porque pueden elegir deberían de protestar realmente ante quien les ha causado el perjuicio y quien está gestionando el tema de manera más bien deficiente -el Govern- y no contra la parte más débil en esta historia.





