Jordi Pujol, de 95 años, ha comparecido este lunes ante el tribunal en una sesión previa a puerta cerrada. Durante la declaración reconoció sus limitaciones: "Estoy a su disposición, pero muy en forma no estoy", ha admitido ante los jueces, según fuentes presentes en la vista.
Esa intervención ha resultado clave para que los magistrados optaran por una solución intermedia: no suspender el proceso, pero tampoco exigir su presencia física en Madrid.
DETERIORO COGNITIVO, PERO NO INCOMPATIBLE CON DECLARAR
Los jueces han valorado los informes médicos aportados por la defensa, que describen un trastorno neurocognitivo mayor mixto, con síntomas asociados a Alzheimer y deterioro vascular. Pese a ese cuadro, los magistrados consideran necesario seguir con el procedimiento, aunque han advertido que la situación de Pujol se revisará de manera continua y podría modificarse si su estado empeora.
La decisión llega después de que la defensa solicitara el archivo de la causa para el expresidente alegando incapacidad para enfrentarse a un juicio tan largo y complejo. Sin embargo, la Sala entiende que, con apoyo médico y medios telemáticos, Pujol puede intervenir cuando el tribunal lo considere necesario.
UN JUICIO HISTÓRICO QUE AVANZA
El juicio, que analiza el presunto enriquecimiento ilícito de la familia Pujol durante décadas, ha arrancado este lunes en la Audiencia Nacional tras más de diez años de instrucción. Además de Jordi Pujol, están procesados sus siete hijos y una quincena de personas vinculadas a su supuesto entramado económico. La Fiscalía Anticorrupción sostiene que el clan amasó una fortuna mediante comisiones ilegales, estructuras opacas y cuentas en el extranjero.
Con esta decisión, la Sala despeja cualquier duda sobre la continuidad del proceso y envía un mensaje claro: el expresidente deberá responder ante la justicia, aunque lo hará desde la comodidad y seguridad de su casa, asistido por equipos médicos y conectado telemáticamente a las sesiones.
El juicio se prolongará durante meses y se perfila como uno de los más relevantes de la historia reciente de Cataluña, al poner en cuestión el legado político de quien presidió la Generalitat durante 23 años.








