La amistad

He tenido la fortuna de pasar unos días de crucero con mis amigas de toda la vida.

El viaje ha sido magnífico, Francia, Italia y Malta, no podía ser más gratificante.

No obstante este viaje nos ha enseñado muchas cosas y no solo sobre lugares idílicos como Taormina, sino sobre nosotras mismas.

Yo llevo más de 20 años fuera de San Sebastián, donde viven mis amigas y las diferencias, con los distintos tipos de vida que llevamos con los años, cada vez han sido mayores.

Distinto tipo de vida, de profesiones, modelos familiares e incluso religiosas y políticas.

Eso hace que, cuando nos ponemos a debatir la tensión se cree entre nosotras y podamos llegar a tener acaloradas discusiones.

No obstante tenemos una cosa en común que nada puede separar y es el Amor que nos tenemos tras toda una vida compartiendo experiencias, vivencias, alegrías y tristezas, bodas, divorcios, bautizos y funerales.

Todo ello me hace pensar que, aunque por mi carácter, muchas veces me enfado con ellas, ya que no forma de ver la vida es distinta, cuando llega el momento de separarme, siento un profundo vacío que no puedo evitar y aunque mi vida actual es maravillosa, no puedo evitar sentir esa sensación de pena y soledad cuando el viaje se acaba.

Y es entonces, cuando recuerdo todas las palabras de cariño que no he dicho, toda mi falta de sutileza en nuestras conversaciones y toda mi escasez de tolerancia que, en la distancia, soy consciente de que no debí de haberme permitido.

Las amistades nos ayudan a crecer, a sentirnos mejores o peores personas, pero sobre todo a aprender de nosotros mismos y de nuestra falta de humildad e intolerancia hacia los demás.

Ser una afortunada como soy yo de poder realizar un crucero con mis amigas y poder disfrutar de lugares maravillosos, es un verdadero privilegio que me enseña una vez más que, estoy muy lejos de la perfección y que lo que en el fondo importa, son los momentos que pasamos con nuestros seres queridos y nuestras amistades del alma.

Es muy posible que llevemos varias vidas encontrándonos y ese amor es el que nos hace perdurar nuestra relación y nuestro amor incondicional, incluso con nuestras notorias diferencias que, solamente nos hacen crecer más como personas.

Gracias queridas princesas por seguir ahí independientemente de las circunstancias y de los avatares de nuestras vidas.

¡Un brindis por la amistad incondicional!