La prensa publica que este año se ampliarán considerablemente las restricciones para el acceso a diversas titulaciones de la Universidad de Baleares, al ampliarse el número de grados que tendrán nota de corte. A mí no sólo no me asusta que se restrinja el acceso a la universidad, sino que me parece bien, oportuno y necesario. Pero, hay un gran pero: para mí habría que limitar el acceso a las titulaciones que no son capaces de que una parte importante de los egresados encuentren empleo; habría que impedir el acceso a los jóvenes que no tienen interés real en lo que se va a aprender; o a aquellos cuyo nivel de formación previa es manifiestamente insuficiente. Es decir, el acceso debe ser selectivo, para mejorar la calidad de la educación, para que el provecho sea superior, para que el alumnado pueda ser más protagonista. Sin embargo, el criterio que se emplea es la falta de recursos, algo razonable desde el punto de vista de la universidad, en la medida en que hay recortes presupuestarios, pero absurdo por cuanto no es el motivo más sólido ni importante. Porque, paradójicamente, una España que ha dilapidado su dinero en cuanta bobada había -les ahorro una lista interminable de gastos absurdos-, ahora tiene que ahorrar en la universidad. A mí se me ocurren muchos otros lugares donde recortar.
