Ley del embudo: para mí lo ancho, y para ti lo agudo, para muchas personas el rasero con que miden las situaciones varía conforme al interés personal de cada uno, es una de estas leyes no escritas pero de aplicación constante.
Esto viene a cuento por el espectáculo mediático en que se ha convertido la dimisión del ministro de cultura nombrado por Pedro Sánchez, Màxim Huerta quién desempeñó el cargo de ministro de Cultura y Deporte durante seis días hasta su dimisión al darse a conocer un antiguo fraude fiscal.
Sin entrar al degüello sobre le motivo de su dimisión, si quiero hacer mención a algunos de los integrantes de la jauría, en palabras del propio Màxim, que ha pedido el cuello del ya exministro a grito pelado, como si les fuera la vida en ello.
El antiguo proverbio: “Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra” nos recuerda que todos tenemos algo que ocultar o callar, por lo que no debemos criticar a los demás por algo que quizá hemos hecho nosotros también. Lo que a mi entender no justifica, ni de lejos, lo que hizo Màxim, pero si nos demuestra lo hipócritas, lo fariseos que pueden llegar a ser nuestros políticos, puritanos que se dedican a despellejar a todos los que no son como ellos o a los que según sus cortas miras se apartan de la ortodoxia de una forma de actuar basada en la mentira y en una corrupción flagrante.
Personajes amargados y resentidos, que siempre están pendientes de ponerle la zancadilla al adversario, de ponerlo a prueba para tener de qué acusarlo. Personajes que en algún momento han gozado de poder y privilegios y a los que, mientras gobernaban, poco les importaba la vida de los pobres, las injusticias y los derechos humanos.
Personajes instalados en sus conciencias adormecidas y que acomodados en las trincheras de su egoísta y egocéntrico bienestar y de la letra muerta, se creen con derecho de juzgar y condenar. Individuos que se dedican a mirar la paja en el ojo ajeno siendo incapaces de ver la viga que hay en el propio ojo.
Personajes indeseables como Rafael Hernando del Partido Popular que ha hecho un ejercicio de desmemoria y de cinismo exigiendo lo que ellos no han practicado jamás.
Personajes impresentables como el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, quién se apresuró a pedir la dimisión de Màxim Huerta tras conocerse que había sido condenado por defraudar a Hacienda, demostrando una vez más que entre lo que Podemos dijo que haría y lo que está haciendo, cualquier parecido es pura coincidencia. Echenique, al que algunos llaman Echeminga, este paladín de los derechos sociales, da lecciones de moral con el escándalo de Huerta olvidando que él defraudó a la Seguridad Social, “Sabía que no estaba haciendo las cosas bien”, llegó a admitir.
Da rubor y vergüenza ajena exhumar estos y otros muchos testimonios, porque es hacer un ejercicio de buscar quien tiene la cara más dura para pedir la dimisión de alguien cuando se es el primero en no cumplir. Y posiblemente sea Rafael Harnando, a salvo Pablo Iglesias porque hay que tener los huevos muy gordos o la cara muy dura para pedir la dimisión de Màxim Huerta quien dijo que Monedero y Echenique dieron explicaciones convincentes, será que ninguno de los cuatro tienen un ápice de vergüenza o que nunca la han tenido ni conocido.





