De forma inédita, solo 3 partidos componen esta legislatura el arco parlamentario balear, y la particularidad del momento, que ha obligado a que el nuevo gobierno comience con 45 altos cargos menos que el ejecutivo anterior, pone en bandeja que Jaume Font tenga la llave de gobierno en las próximas autonómicas. No le faltó mucho al fundador de la Lliga para estrenar a su nuevo partido en el Parlament, pero ahora los descontentos silenciosos del PP se dejan querer por el hábil político pobler, lo que previsiblemente garantizará el número de votos suficiente en las próximas elecciones para alcanzar al menos un diputado. De los que en privado echan pestes de Bauzá, “me ha decepcionado”, etc., algunos creen que con Jaime Font tendrán el cargo cuya ausencia actual les irrita. La historia de la política balear demuestra que si hay alguna formación en la que hay mayor desproporción entre puestos de responsabilidad y número de parlamentarios, esos son las bisagras. Además de ‘heridos’ con el actual PP, Font se nutrirá de muchos votantes del centroderecha balear, ante la inevitable ola de impopularidad a la que tendrá que enfrentarse Bauzá, dado que la única salida a esta mala coyuntura es hacer recortes de fácil ataque demagogo. Qué decir de la defensa del regionalismo, después de que el nuevo president haya encomendado a Carlos Delgado la cartera de más peso del Ejecutivo, convirtiéndose en un blanco susceptible de críticas políticas más que técnicas. Pero las aventuradas como servidora nos creemos que podemos predecir los cambios a 4 años vista, cuando en 4 segundos la tortilla puede perder las ganas de freírse.
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