Curioso caso el del Valencia Mestalla, visitante de Son Moix, que se presenta como el equipo más goleador de la categoría, nunca he dejado de “mojar” en sus desplazamientos salvo en uno, en Santa Eularia, a la vez que el más goleado, solo superado por el colista Aragón. Si mantiene su línea el electrónico debería funcionar a destajo, aunque no debemos olvidar la condición defensiva del Mallorca con Manolo Reina como último y casi inexpugnable valladar. Como todos los filiales, los chavales de Paterna juegan sin mirar el marcador lo cual a veces es bueno, pero otras muy malo. No les aqueja la ansiedad, pero tampoco se rebelan en demasía si las circunstancias resultan poco favorables. El signo del encuentro depende más del anfitrión que de su invitado y, si acaso, de la lluvia como al tiempo le dé por cambiar bruscamente según las previsiones meteorológicas.
No es menos llamativa la trayectoria del Hércules. Aun no ha perdido en el José Rico Pérez, donde se mide a un Atlético Baleares en depresión. Como contrapartida los de Armando de la Morena, discutido por los jugadores y avalado por el club, rinden mejor fuera de casa que en Son Malferit, al menos en relación a sus resultados. Pero el conjunto de Claudio Barragán ya ha experimentado cambios respecto al de Gustavo Siviero, un técnico que despuntó en el viejo Estadio Balear pero que desde entonces no ha dejado de sembrar dudas primero en Lleida y ahora en Alicante. En mayor o menos medida ambos contendientes respiran agobiados por sus propias urgencias. La historia exige y atenaza a los locales, necesitados de reverdecer viejos laureles, mientras que el objetivo balearico de terminar en play off no contempla siquiera el amplio calendario que queda. En consecuencia, duelo de imprevistos.
