El fin no justifica los medios. Ni millones de muertos ni un año entero de duras restricciones han servido para que a muchas personas les haya quedado claro que ciertas actuaciones o conductas deben de quedar postergadas para más adelante.
Por ejemplo, conseguir la igualdad entre hombres y mujeres en los ámbitos en los que todavía hay discriminación es completamente necesario -con pandemia o sin ella-, pero pensar que es indispensable realizar una manifestación enmedio de la calle a estas alturas de la emergencia sanitaria es tener la brújula desequilibrada.
Otro caso que estamos viendo: divertirnos después de todo un año de sacrificios es necesario para nuestra salud mental, pero creer que esta diversión sólo se puede conseguir celebrando macrofiestas, alcohol mediante, es tener la cabeza muy poco amueblada.
Como vemos, por muy necesarios o loables que sean los fines, éstos no justifican unos medios que ponen en peligro tanto la salud colectiva como la imperiosa reactivación económica. Hay que pensar con la cabeza fría. Ante todo una palabra: RESPONSABILIDAD
Llevamos doce meses con una limitación de nuestros derechos fundamentales que nunca nos hubiéramos imaginado, y sin saber cuando volveremos a nuestra vida de antes. Es el momento de actuar con cautela porque, de dar un paso en falso, el momento que deseamos y necesitamos tardará mucho más en llegar. Si queremos recuperar la actividad social y económica, tenemos que ser conscientes que este mes de marzo es básico, es la clave. No lo estropeemos ahora. Como se dice en mallorquín: “ja no mos vendrà d’això”.





