Extraño calendario el que en Segunda B determina una jornada intersemanal. Buena para el Mallorca que, además del colchón de puntos que atesora, juega dos veces consecutivas en Son Moix, la primera de ellas frente al Hércules de Claudio Barragán, un ex mallorquinista que fue a sustituir a otro, Gustavo Siviero. El histórico club alicantino hace años que no logra salir del pozo en el que, como a otros, le metieron pese a la buena posición económica y social de la ciudad. Veremos qué ha hecho éste que no hiciera aquél. Si es cierto que no hay peor cuña que la del mismo palo, ojo con Juanjo Nieto, el lateral que se sacó de la manga Sergi en el último tercio de la liga anterior y con Oscar Diaz, por quien apostó fuerte Molango tras su llegada a Palma sin encomendarse a dios ni al diablo.
Por lo que puedo leer, la Penya Deportiva de Santa Eularia, contrincante del Atlético Baleares, es el equipo que peores resultados obtiene en función del buen juego que, según esas mismas fuentes, practica. Eso es lo de menos, puesto que las circunstancias por las que atraviesan los blanquiazules les obligan a hundir a los ibicencos para salvarse a si mismos, una reedición del panorama con el que se encontraron en Zaragoza hace diez días. La duda sobrevuela las reiteradas manifestaciones de confianza que desde los despachos de Son Malferit se vierten en relación a la continuidad de Armando de la Morena, pero no es la única. Después de once semanas no falta quien se pregunta acerca del verdadero nivel de la plantilla puesta a sus órdenes y muchos más los aficionados que claman por el retorno del hijo pródigo, Rubén Jurado, en el mercado de enero.
Una doble cita paralela, casi idéntica a la protagonizada recientemente por el Villarreal B en Son Moix y el Aragón a orilla del Pilar. Salvando las distancias, claro.
