La RAE define necrofagia como “acción de comer cadáveres o carroña”.
Maria del Mar Blanco, la hermanísima, que, sin oficio ni beneficio, vive, desde hace 25 años, a cuerpo de rey, de sacarle brillo a la muerte de su hermano y sin dar un palo al agua, hace buenas las palabras del gran Leonardo Da Vinci, quien aseguraba: “Verdaderamente, el hombre es el rey de las bestias, pues su brutalidad sobrepasa a la de aquellas”. Dos días antes del homenaje a su hermano en Ermua, ¡25 años después de su muerte!, tuvo la desfachatez, la hipocresía y repelente caradura de decir: ”Cada negociación con Bildu supone matar de nuevo a los nuestros”. Refiriéndose al PSOE.
Forma parte de un más que nauseabundo ataque sin frenos, sin ética ni moral, que emprendió, de la mano del genocida de Irak, la derecha española contra los socialistas, utilizando con maneras groseras y fines exclusivamente partidistas el dolor de las víctimas. Miseria moral la de quienes usan el dolor de las victimas con sentido espúreo y que, como las hienas, se alimentan de carroña humana.
Un año después del asesinato del concejal, en los periódicos del 3 de noviembre de 1998, pudo leerse: “La agencia Efe distribuye un despacho en el que se confirmaba que Aznar había autorizado contactos con el entorno de la banda terrorista ETA (…) Los contactos con el Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) tenían como objetivo acreditar la voluntad de la organización terrorista de ”dar los pasos necesarios para abrir un proceso de paz mediante el cese definitivo de la violencia“ (…) y pretendía dirigir personalmente el proceso de paz. Dejaba abierta la puerta a una interlocución directa con el líder de Euskal Herritarrok (EH), Arnaldo Otegi". ¡Y en ese momento, la hermanísima más callada que un muerto!
Ahí empezó su infame andadura Aznar, y ahí sigue enquistado, como ridículo megalómano, haciendo todo el daño que puede a la convivencia. Aquel mentiroso de las armas de destrucción masiva de Irak o de la adjudicación a ETA de los atroces atentados del 11-M, 193 muertos, cuando él y su gobierno ya sabían perfectamente que había sido obra de elementos yihadistas.
Ese mismo año, 1998, el ministro de Interior de entonces, Jaime Mayor Oreja, el mismo que el sábado pasado vociferaba ante el Congreso, junto con Vox y otros amigos de juerga, lanzando consignas contra Sánchez y sus amigos etarras, acercó a “más de 120 presos de ETA y autorizó el regreso a España de más de 300 exiliados de la banda terrorista cuyos delitos habían prescrito, aunque hubieran estado acusados de delitos de sangre. Al tiempo, y durante esos años, se produjeron 311 excarcelaciones de etarras, 64 de ellas correspondientes a terroristas que habían sido condenados por asesinatos múltiples a penas superiores a veinte años”. ¡La hermanísima, más callada que un muerto!.
También en 1998, José María Aznar, el genocida de Irak, dijo: “Si los terroristas deciden dejar las armas, sabré ser generoso” y “tomar posesión de un escaño siempre es preferible a empuñar las armas”. ¡La hermanísima, más callada que un muerto!.
En 2011, Javier Maroto, siendo alcalde en Vitoria, se sumó al dirigente del PP de Guipúzcoa Borja Sémper en su defensa de pactar con Bildu y dijo:“Hay mucha gente en Bildu que ha pretendido la paz desde el principio”. También afirmó: “No me tiemblan las piernas para llegar a acuerdos con nadie. Y creo que eso es bueno. Ojalá sucediese en más foros. Ojalá cundiese el ejemplo”. Así se lo dijo Maroto al concejal de Bildu Antxon Belakortu, durante un debate presupuestario, según informó El Mundo del País Vasco, el 9 de enero de 2013. ¡La hermanísima, más callada que un muerto!
Demostración más que indecente de la manipulación en la que, aun hoy en día, vive perennemente el PP con ETA. Si tuvieran un mínimo de decencia estarían pidiendo perdón de rodillas a todos los españoles por sus embustes, sus mentiras, sus manipulaciones. ¿Capisci?
