OPINIÓN | SE PRESENTA CON LAS MANOS LIMPIAS, DE NO USARLAS

Antich el inocente

Francesc Antich se presenta a las elecciones después de que la Comunidad de la que es el máximo representante haya alcanzado una tasa de paro de más del 25 por ciento. Una de cada cuatro personas en las Islas que quieren trabajar no pueden hacerlo. Un drama histórico que solo superan Andalucía, Canarias y Murcia. Pero Antich y su equipo son inocentes. Para su número dos, Joana Barceló, la culpa de este dato es de la encuesta. Sí, sí, de la encuesta, “que tiene un margen de error del 4,6 por ciento”. Mejor ni pensar si esta diferencia también pudiera esconder que la realidad es aún peor. Baleares ha estado este trimestre entre las Autonomías donde más ha subido el paro y donde más empleo se destruyó. También en este trimestre el Archipiélago ha encabezado el descenso del gasto turístico, una partida fundamental para una Comunidad como esta, con una bajada del 14,7 por ciento. En el resto de España este dato aumentó en una media del 2,4 por ciento. Así que las Islas está entre las regiones más asfixiadas, y en el marco de un país que es el centro de los temores de todo Occidente. Y ello, pese a que “Zapatero ha sido el mejor presidente para Baleares”, según dijo Antich un día antes de que el Gobierno rechazara el envío de 240 millones de euros a las Islas. A su juicio, Elena Salgado pide “un milagro” al Archipiélago, ya que además de denegarle el pago este año de las partidas adicionales en el marco del Fondo de Competitividad, la ministra reclama a la Comunidad el cumplimiento de los objetivos del déficit público (1,3 por ciento). Y sin olvidar de que Baleares debe aportar al sistema de financiación autonómico. Por tanto, como otro responsable de la situación de Baleares figura Salgado, que acompaña a la encuesta, la EPA, en la lista de culpables. Pero los señalados no terminan aquí, porque además del económico, el otro gran problema que existe en el Archipiélago es el de la corrupción. No cuesta mucho imaginar sobre quién se centran las acusaciones. Porque Antich no podía sospechar nada cuando él y su partido coparon las instituciones gracias a un partido que ha tenido que disolverse. Una vez más la inocencia, tanto en su sentido de ingenuidad infantil como en el de ausencia de responsabilidad. En cualquier otro lugar, incluso dentro de España, un dirigente con este balance, que ya ha sido además 8 años presidente, no osaría presentarse como candidato. En Baleares, lo que ha mantenido vivo a Antich es que ha tenido a la Oposición soñada por cualquier gobernante, con tres cambios de presidente regional, y tras acceder al poder con el precedente del Ejecutivo autonómico más sospechoso de la historia. De nuevo, preso de la corriente, de las circunstancias, del entorno. Los responsables siempre son los otros, un dogma victimista muy del gusto de la izquierda, cuya campaña girará en avivar el miedo a la derecha, al españolismo, porque no puede pivotar sobre nada más.

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