OPINIÓN | UN CONTRATIEMPO PARA MESQUIDA Y EL PP

La amenaza Calvo

Aina Calvo tiene todas las papeletas para convertirse en la socialista que salga mejor parada de las próximas elecciones, independientemente de que el resultado que obtenga no le sirva para gobernar. Antich y Armengol, mandamás del PSIB y su elegida como heredera, pagarán la palpable parálisis de sus administraciones, además de sus contradicciones. Mientras, Calvo ha demostrado más vigor que sus colegas socialistas, y gusten o no, sus proyectos se pueden ver ya convertidos en realidad, como el carril bici. La alcaldesa también ha sido el rostro de la lucha más combativa contra UM en su partido. Y lo cierto es que tiene mucho más tirón como candidata que sus compañeros del PSIB. En el PP, la institución que más preocupa es Cort, conscientes de Calvo es la rival que más votos puede arañar. En menor medida también hay temor por el Consell, pero por Jaume Font y no por Francina Armengol. Y el mejor termómetro para evaluar la calidad de un adversario es medir el miedo que genera entre sus enemigos. Así que, sobre el papel, Aina Calvo será la socialista que salga más reforzada de los comicios. Y lo será en un entorno en el que se da por descontada la marcha de Antich, con un melón sucesorio en el que lo tienen muy complicado Joana Barceló, por su escaso atractivo electoral. Pero es la favorita, Armengol, la que se puede llevar el mayor chasco, ya que no podrá presentar en su candidatura para encabezar el PSIB unos resultados electorales que avalen sus deseos. También tendrá en su contra el encontrar apoyos en amplios sectores del partido, dada su particularidad ideológica, y su inclinación por el nacionalismo más radical y excluyente. Por el momento se desconocen las ambiciones de Calvo, pero un caramelo de este tipo suele abrir el apetito de hasta el menos goloso. Y de sus mayores o menores ganas dependerá que vuelva al primer plano de la política balear el socialista mallorquín de mayor rango en el Ejecutivo central. Al contrario que con la alcaldesa, de Joan Mesquida no hay dudas de sus ambiciones, que no son otras que la cúspide del poder. Y su candidatura tendría un fuerte respaldo que representa su amistad con el nuevo hombre fuerte del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. El asalto de Mesquida a la cima del PSIB comenzó a cimentarse cuando fue designado como máximo responsable del Turismo en España. Se esperaba que con su cargo fuera capaz de proyectarse en su tierra, además de estrechar vínculos entre los más influyentes de las Islas, los hoteleros. Pero el problema de Mesquida es que no se erige en un político que el ciudadano perciba como una persona cercana, sino que es más habitual identificarle como un amante del lujo y de las altas relaciones sociales, y de ese perfil ya hay un antecedente en las Islas, cuyos destinos depende del juez Castro. Las carencias de Mesquida para conectar con el pueblo llano pueden dar más esperanzas a Calvo, pese a que su valedora, la exvicepresidenta De la Vega, ya no ejerza ningún mando en el PSOE. Pero su fuerza puede radicar en que en unas eventuales primarias tendría asegurado el apoyo de sectores muy diversos del partido, y el presentarse como una política de calle ante uno de despacho. Un contratiempo para Mesquida y el PP.

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