La imagen de Playa de Palma sin hamacas, socorristas ni servicios de playa sólo puede ser interpretada como un gran fracaso de las administraciones, justo cuando se inicia la temporada turística. El retraso con el que la Demarcación de Costas procede a habilitar los correspondientes permisos a los concesionarios y la dejadez con la que el Ayuntamiento de Palma observa al asunto, situándose como mero espectador de la situación, reflejan una falta de interés institucional que perjudica gravemente al principal destino turístico de Baleares.
La Asociación Hotelera de Playa de Palma (AHPP) ha expresado su preocupación ante el hecho de que, mientras el 70 por ciento de la planta hotelera de la zona se halla en funcionamiento, ninguno de los servicios de playas se encuentra operativo. La asociación ha intentado agilizar las tramitaciones de cara a la Semana Santa, pero sus esfuerzos -y las reclamaciones ante las administraciones- han resultado estériles.
La empresa concesionaria del servicio, Mar de Mallorca SL, asegura que no sólo Demarcación de Costas no ha concedido todavía los permisos, sino que, lo que es peor, desconoce cuándo llegará esta autorización. Por su parte, el Ayuntamiento de Palma, por boca del concejal Alberto Jarabo, insiste en que el día uno de mayo -en todas las playas de la capital- todo estará en marcha, incluidos los socorristas, cuyo conflicto laboral sigue proyectando dudas sobre la situación final.
Esta situación tiene graves consecuencias en términos de seguridad y comodidad de los bañistas, cuya imagen estos días es la de muchos de ellos disfrutando del mar y del sol sin que haya una hamaca donde tumbarse, una ducha donde limpiarse o un socorrista que garantice la seguridad. Con este panorama, la calidad de un destino líder como es Playa de Palma se ve gravemente comprometida.
La falta de planificación y la carencia de una gestión eficiente que proporcione los recursos necesarios para garantizar la seguridad y el bienestar de turistas y residentes impacta de forma muy negativa en la imagen de la zona; una circunstancia tan preocupante como el desinterés de aquellos que deben tomar las decisiones y no las toman. Urgen actuaciones que resuelvan el asunto lo antes posible. Si ya se ha perdido la Semana Santa, no podemos arriesgarnos a que el problema se prolongue; sobre todo cuando se pretende consolidar una temporada turística larga con altos estándares de calidad.
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