Lo más convincente del fin de semana ha sido el título mundial obtenido por Joan Mir en el mundial de Moto 3. Al compás de sus primeras victorias pregunté al mejor especialista del periodismo especializado, Emilio Pérez de Rozas, si en Joan íbamos a tener a un nuevo Jorge Lorenzo y me contestó que apuntaba muy alto pero, ojo, que Jorge es muy bueno. Bien, por algo se empieza. Con 20 años recién cumplidos un título que esculpe su nombre en el olimpo del motociclismo y abre horizontes que ahora podrían parecer tan impensados como lo fue en sus sueños infantiles el momento que ha vividoy nos ha hecho disfrutar de madrugada.
El resto de la jornada, sin salirse del guión. El Villarreal B fue mejor que el Mallorca, que fundamentó su victoria en la portentosa actuación de su portero, Reina, lo que realza la calidad de su primer visitante serio en diez jornadas de liga. El filial castellonense juega a fútbol, lo que en Segunda B no hace ni el que ha sido su anfitrión. Resulta excepcional ver a un conjunto de chavales olvidarse del nombre al que se enfrentan y restituir protagonismo al balón. Nunca una derrota fue menos dolorosa, ni una victoria permitir una mayor distancia del líder frente a un contingente muy mediocre de enemigos temerosos de la camiseta que divisan, pero el respeto también juega sus bazas y el que impuso el cancerbero local fue imperial.
Más dudas ofrece el triunfo del Atlético Baleares en el feudo del colista Aragón. Unos filiales tanto y otros tan poco. Aceptamos que, dadas las circunstancias, el resultado era lo único importante, pero la forma de conseguirlo no admite grandes alharacas. No pasamos por alto el primitivo juego blanquiazul, su despliegue desesperado, el regalo defensivo que le obligó a remontar un marcador adverso a favor de un contrincante que no ha ganado un solo partido desde el inicio del campeonato, ni que el gol definitivo tuvo que llegar cuando el Aragón se había quedado con uno menos por una decisión más que discutible del árbitro de turno, de esas que Armando de la Morena lamenta cuando le perjudican a él.
