Corría principio del año 2000 cuando en diferentes países lejanos, dos chicas soñaban con triunfar en sus trabajos. Una como actriz y otra como periodista. La jovencisima actriz acudía a castings para obtener un papel protagonista. De repente, la magia de los estudios Disney se hizo, se fijaron en ella para protagonizar una nueva y prometedora película. Sería la partener de la gran Julie Andrews, el film se llamaría “Princesa por Sorpresa”.
De muchos es conocido el guion de esta comedia y el éxito abrumador que tuvo, aquí nacía una nueva Princesa de Hollywood. Al mismo tiempo en otro país muy lejano al anterior, otra joven, con aspiraciones a ser una gran periodista, fichaba para una cadena estatal donde se haría cargo del programa veterano de esa casa.
Transcurrió el tiempo y las “princesas” se iban posicionando en sus trabajos, una escalaba hacia el firmamento de Hollywood Boulevard y la otra, día a día ganaba cuota de pantalla respaldada por las audiencias. Pero esta ultima Princesa no se podía imaginar que entre esos millones de ojos que la observaban diariamente por la TV, había dos ojos azules que se fijaban cada día más y más en ella.
Pasó el tiempo, la periodista que cada día entraba en millones de hogares estaba a punto de conocer a su príncipe, pero príncipe de verdad, de los de poderío y tronio. Un día, las miradas se cruzaron y el dios del amor, Cupido, clavó sus flechas en ambos corazones...
Tic tac tic tac...el reloj de palacio iba marcando las horas, los días... hasta que un día el cuento se hizo realidad, la Cenicienta del telediario, iba a ser Princesa de verdad.
Y pasó el tiempo y lo que parecía fantasía se ha convertido en el desenlace del cuento, donde la "Princesa por sorpresa", ya es de las reinas de “Hollywoodland” y la otra, es Princesa con honores de estado y con un supuesto convenio laboral.
Dicen que los tiempos han cambiado, que las princesas de los cuentos ya no son tan bellas y son mas parecidas a Fiona de Sherck , los Principes ya no van en corcel blanco a rescatarlas... parece que incluso en los palacios hay relojes para fichar la jornada laboral.
Pero la gran pregunta de este cuento es ¿cuando uno acaba su jornada laboral, también debe dejar sus privilegios? ¿Debe dejar el coche de empresa, el teléfono, las tarjetas de crédito...? Aun sigo un poco desorientado... y me quedo pensando si la reina Máxima o las Princesas Mary de Dinamarca, Mette-Marit, o la simpática Kate Middelton también tienen horario laboral.
No me entra en la cabeza que las hijas de los príncipes solo las veamos en Navidad, Pascua y Verano el resto de días no pueden ser, fotografiadas, no pueden comer chuches, ni refrescos... sin embargo cuando giras pagina de cualquier revista del “papel couche” ves hojas llenas de las y los pequeños Principes de las demás casa reales, en cualquier acto acompañando a sus padres, haciendo galletas de navidad, en un repor para el Hola. Ves al pequeño George participando en el viaje de sus padres a Nueva Zelanda y Australia, eso si con su nueva Nanny que es Española. Nuestras infantas NO aparecen por ningún sitio, como si fuesen los descendientes de Michael Jackson!!!
Como decía la Gran Jurado, “No voy a desir mas na” pero si os invito a una reflexión. Ser príncipe hoy en día ya no se otorga por gracia de Dios o divinidad alguna, hoy en día cualquier persona puede llegar a serlo, basta convertirse en el consorte de otro que ya sea Alteza Real. Pero lo que hay que decir, es que todo cargo tiene cargas y privilegios, pero esas cargas no son de 8 a 15h de lunes a viernes y los privilegios 365 dias 24h, TODO viene en el mismo pack, es inseparable y es para siempre o hasta que el pueblo lo decida; Porque queridas Princesas estas cosas ya no son lo que eran.
Colorin y colorado este cuento.... aun no se ha acabado!!!
