El debate que protagonizaron en la televisión pública autonómica IB3 los candidatos de los dos principales partidos, José Ramón Bauzá (PP) y Francina Armengol (PSIB), ha demostrado que el formato ofrecido a los televidentes no es el más adecuado. Carente de flexibilidad y excesivamente rígido, tuvo mucho de cara a cara y poco de debate. La moderadora Cristina Bugallo cumplió con su cometido de forma correcta ya que los participantes no la pusieron nunca en aprietos. IB3 cumplió una vez más con su obligación de servicio público, ofreciendo un debate que siguieron miles de baleares. Sí quedó clara la distancia sideral que separa en términos políticos a ambos candidatos. Desde este punto de vista un eventual pacto entre ambas formaciones, como ha planteado Bauzá, es una absoluta quimera. Pura metafísica.
Armengol hostigó con insistencia a Bauzá, que se defendió de las embestidas recordando a la candidata socialista algunos datos poco favorables de la gestión del Pacte de Progrés. Ambos interpretaron dignamente su papel, dentro de lo previsible. No se salieron del guión en ningún momento. Dos formas de ver la realidad radicalmente opuestas que el domingo por la noche conocerán el veredicto inapelable de las urnas.