El drama migratorio que vive el archipiélago balear vuelve a evidenciarse con crudeza. Los trabajadores de Salvamento Marítimo denuncian estar “al límite” ante el nuevo aluvión de pateras que están alcanzando las costas de las islas. Y lo hacen a sabiendas de que esta oleada no es un fenómeno aislado: este mismo mes de noviembre se reproduce el patrón que ya se observó el año pasado.
En lo que va de mes, 239 inmigrantes llegaron en 13 pateras en apenas 24 horas, y el total acumulado ascendería a 257 personas en una sola jornada. Los datos disponibles muestran que a mediados de agosto las islas ya habían alcanzado un volumen de llegadas equiparable al registrado en noviembre del año anterior.
La ruta migratoria hacia Baleares se consolida, pero los recursos de rescate y acogida se tensionan hasta rozar el colapso; y la respuestas institucional es insuficiente.
El sindicato CCOO advierte que los equipos de Salvamento Marítimo no sólo soportan jornadas prolongadas y fatiga, sino una carencia estructural de medios
El sindicato CCOO advierte que los equipos de Salvamento Marítimo no sólo soportan jornadas prolongadas y fatiga, sino una carencia estructural de medios: “La ruta Argelia-Baleares se está consolidando”, recuerdan. Los responsables del dispositivo aseguran que disponen de medios reforzados, pero los hechos indican que la demanda supera con creces la capacidad operativa habitual.
El reto no es exclusivamente operativo. Es también político y humanitario. Baleares necesita una estrategia integral que combine: medios materiales y humanos suficientes para rescate y acogida; una política migratoria estatal y europea coordinada que intervenga sobre el origen, tráfico y ruta; y un enfoque de protección de la persona que evite que estas cifras sean sólo estadísticas y víctimas invisibles.
Si algo debe quedar claro es que cada patera que llega es una señal de alarma. Y repetir los mismos patrones que el año precedente sin cambios reales es un fracaso de respuesta. Baleares no puede permitirse seguir acumulando aluviones de llegada de pateras sin solucionar nada, al margen de unas tristes carpas en los puertos de Ibiza, Formentera y Palma.





