Acojo con gran alegría, aunque no sin cierto escepticismo, la reanudación de las relaciones políticas entre los EEUU y Cuba, porque creo que cualquier cosa que sirva para mejorar la vida de la gente es algo que se debe celebrar.
Ya anticipo que este artículo no contiene ningún juicio ideológico ni político, sino que me limito a expresar mi enhorabuena ante una buena noticia, quizás alejándome de la "politización" de la vida civil a la que estamos acostumbrados en la España de las tertulias. Escribo este artículo confiando en que el acuerdo anunciado redunde en una mejora para la vida de los habitantes de esa bella isla caribeña, que tuve la suerte de visitar hace algunos años y pude conocer, desde la mirada de un turista curioso, las condiciones en las que vivían sus habitantes.
Tampoco es este artículo un análisis geopolítico de las causas, implicaciones y consecuencias del arraigado y complejo conflicto entre EEUU y Cuba, sobre el que antes de hablar parece necesario tomar parte. Yo no tomo parte. Tan solo expreso que, para mi, la apertura de EEUU a Cuba es una buena noticia.
Vaya por delante que el anuncio de la reanudación de las relaciones políticas entre ambos estados no supone, en todo caso, el final del famoso bloqueo Cubano. De hecho, el embargo Cubano está basado en un complejo entramado de normas para cuya derogación Obama necesitará el apoyo del Congreso Estadounidense, en el que se encuentran fuertes resistencias a esta apertura y anticastristas; un embargo que los cubanos, la población cubana me refiero, llevan sufriendo desde hace 53 años.
De cualquier manera, el gesto es enormemente positivo, aunque sea el primer movimiento de una larga partida de ajedrez en la que todos tendrán que colaborar y ceder. Sin embargo, que EEUU abra una embajada en La Habana, que se permita a las entidades financieras americanas abrir cuentas en bancos Cubanos, o promover el comercio y el turismo con ese país es algo que mejorará la vida de los cubanos y creará puestos de trabajo y riqueza; algo que ya han hecho muchas empresas españolas (y mallorquinas, como Meliá, sobretodo) que llevan años apostando por el turismo Cubano.
Ahora, como ya ha manifestado el gobierno Cubano, queda un largo camino además del económico, como es la eliminación de las medidas que dificultan los vínculos entre los pueblos, familias y ciudadanos, relativos principalmente a los viajes, el correo postal directo y las telecomunicaciones. Permitir el reencuentro de las familias separadas por ese telón, obligados al exilio por disentir o por buscar un futuro mejor.
Al derribar este último "telón de acero", se elimina último símbolo de la ya extinta guerra fría, algo que, en 2014, debería ser un motivo de satisfacción.
También debo mostrar mi reconocimiento ante el Papa Francisco, cuya mediación ha sido fundamental, según ha reconocido el propio Raúl Castro. Dado el talante y la enorme capacidad de este Papa, ¿no sería bueno incrementar sus funciones como mediador internacional? Él solo ha tenido más éxito en el principio de la solución Cubana que todos los gobiernos, expertos y negociadores que han intervenido. Mi reconocimiento también va para el Papa Francisco.
Espero que todos tengáis unas felices fiestas.