La crisis que sufre la Cámara legislativa autonómica balear, lejos de apaciguarse tras la separación de Xelo Huertas de la presidencia, se prolonga incomprensiblemente y lleva camino de convertirse en todo un esperpento nunca visto, que causa rubor a la ciudadanía y a los diputados ajenos al espectáculo. En el pleno de este martes las parlamentarias Montse Seijas y Huertas, sentadas en la parte izquierda del hemiciclo, han sido reconvenidas por el presidente en funciones, el socialista Vicenç Thomàs, para que ocuparan sus escaños en la parte derecha, junto al Grupo Popular, cosa que huele descaradamente a represalia. Ante su negativa a hacer lo que se les indicaba, Thomàs las ha llamado por dos veces al orden y antes de la tercera -cosa que conllevaría su expulsión y una sanción-, han abandonado el pleno y se han sentado en las sillas reservadas al público.
Por si todo esto no fuera suficiente, sigue sin haber acuerdo entre PSIB, Més y Podem para designar al nuevo presidente o presidenta y no parece que el acuerdo esté próximo. La situación supera lo que nunca pudieron imaginar las mentes más calenturientas y amenaza con llevarse por delante la dignidad del Parlament, si es que alguna traza queda ya. Llegados a este punto solo cabe hacer una apelación a la dignidad y a la responsabilidad, porque no es admisible continuar ni un día más con este circo de tres pistas. El hartazgo de la ciudadanía es patente y a buen seguro lo pagarán caro los protagonistas del esperpento que se prolonga en demasía.




