Después de unos días de merecido descanso -en el que he disfrutado de nuestra riquísima gastronomía para dolor de mi querida nutricionista- y obligada reflexión me incorporo a la realidad cotidiana y veo que nada ha cambiado en estos últimos días.
Nunca, por respeto al cliente y a la Justicia, hago comentario alguno sobre un asunto en el que intervenga profesionalmente y en esta ocasión no será una excepción pero debo lamentar un silencio, no un silencio cualquiera, un silencio medido y electoralista para no verse salpicado en nada y eludiendo responsabilidades. El silencio del Magnifico Rector Huguet. Ni una palabra de consuelo para sus catedráticos. Ni una manifestación pública para pedir para ellos la presunción de inocencia. Nada. Una vez más no ha estado a la altura de quienes le precedieron con el birrete negro en la UIB. No todo vale para ganar unas elecciones. Sólo por esa dejadez de funciones debe dimitir o renunciar a su reelección.
He leído estos días que el Vicepresidente del Govern se mantiene en su cargo, vamos que no dimitirá, como no lo hizo la diputada Huertas y, al igual que esta, pide la dimisión del diputado Jarabo por amiguismo. Dicho comportamiento es mucho más propio de la derecha; creyendo, o mejor, víctimas de la retórica de la izquierda habíamos pensado que ellos no contrataba amiguetes, que era un deje de la derecha y que eran inmaculados. Que no tenían pecados. Pues me temo que los señores Barceló y Jarabo algún que otro amiguete tienen por ahí al que engordar.
Les propongo el ejercicio intelectual de invertir los papeles, que el señor Barceló fuera vicepresidente de un gobierno del PP y el señor Jarabo un diputado del grupo parlamentario que apoyase al PP en el gobierno. ¿Verdad que estarían escandalizamos y pedirían cual posesos dimisiones y fiscalías? Aplíquense el cuento, sean coherentes y empiecen a dimitir que su credibilidad moral se está yendo por los desagües de las alcantarillas como la cera de las procesiones, incluso entre sus votantes ilustrados con los que comparto mesa y mantel.
En definitiva nada ha cambiado, los Rectores son como los políticos porque no dimiten y se aferran a la cátedra, los políticos son políticos y por eso no dimiten y mientras tanto los ciudadanos no estamos entre sus prioridades ni de los rectores ni de los políticos. Nada ha cambiado. Que pasen un buen día.





