Los vecinos de Son Espanyolet, especialmente los de la zona del Pueblo Español, venimos padeciendo desde hace años el infame servicio de suministro de agua potable de EMAYA. Los problemas de abastecimiento han sido continuos, a veces por problemas de presión y casi siempre por reventones de las tuberías, que convertían alguna calle en un río y el consiguiente corte de agua hasta que lo arreglaban y, en ocasiones, los cortes se producían de improviso, sin causa aparente.
No soy ingeniero ni dispongo de información concreta y fehaciente sobre el tema, entre otras razones porque EMAYA jamás nos la ha proporcionado, pero no parece insensato suponer que la razón de tanto reventón y tanto corte de suministro debía ser una infraestructura de tuberías viejas e insuficientes para el incremento de la demanda provocado por el gran número de nuevas viviendas construidas en los últimos veinte o veinticinco años.
Una de las características del desempeño de nuestros sucesivos gobiernos municipales, si hemos de juzgar por los resultados, debe haber sido una deficiente o inexistente coordinación entre los distintos departamentos. Se permitió un enorme desarrollo urbanístico con el consiguiente incremento de habitantes en un barrio que antes tenía una baja densidad de población, sin mejorar o renovar adecuadamente las infraestructuras del mismo. Consecuencias: reventones, fugas masivas de agua y cortes continuos de suministro. Pocas sensaciones más frustrantes e irritantes que levantarte por la mañana y, con el sueño aun pegado al cuerpo, encontrarte con que no sale agua del grifo del lavabo, ni de la ducha, así que a lavarte como los gatos con agua mineral, si tienes, e igual con los dientes y a la calle con los ojos medio legañosos y el cuerpo y el cerebro a medio gas.
Hace unas semanas se han iniciado, por fin, unas obras de renovación de las conducciones de agua en nuestro barrio y algunos otros colindantes. Todos nos felicitamos por ello, confiando en una rápida, eficaz y competente solución al problema. ¡¡INOCENTES!!.
Las obras han supuesto unos considerables cambios y desvíos circulatorios con las correspondientes molestias e inconvenientes, que todos daremos por bien sufridas si suponen la solución definitiva al problema de suministro de agua. Pero empezamos a tener serias dudas. En estas semanas hemos padecido continuos cortes, sin previo aviso, motivados por reventones en las tuberías, no sabemos si en las viejas o las nuevas.
En mi calle en concreto, después de varios incidentes, tuvimos un reventón el jueves que nos dejó sin agua casi todo el día, inundó el zaguán, el garaje y algún local comercial del edificio de enfrente supuso la enésima abertura de una zanja delante de casa y el cierre de la calle al tráfico. Y el viernes por la noche volvió a reventar por el mismo sitio, convirtió la calle Costa Rica en un río y, de nuevo, operarios, máquinas, compresores, palas, camiones, ruidos, polvo, cierre de la calle y, por supuesto, corte de agua.
Así llevamos toda la ola de calor, sin saber si al llegar a casa con la calorina pegada al cuerpo nos podremos refrescar o deberemos esperar a que se solucione, es un decir, la enésima avería.
Lo cierto es que, teniendo en cuenta el infame historial de EMAYA en lo que se refiere a seguridad en el suministro, política informativa, mantenimiento de la red de distribución y competencia en las reparaciones, de la calidad del agua mejor ni hablamos, y que tan nefando desempeño viene siendo una constante inalterable sea cual sea el color político del ayuntamiento, estamos empezando a resignarnos a convivir con las averías y cortes de agua por los siglos de los siglos.