Al Govern de Francina Armengol se le abre ahora un nuevo frente, en del colectivo de taxistas, que anuncian movilizaciones a iniciar el miércoles 15 de febrero, por la decisión del Ejecutivo de establecer rutas de autobuses regulares desde el aeropuerto de Son Sant Joan hasta las principales localidades turísticas de la isla. Los taxistas ven en esta medida una seria amenaza a su negocio y además lo consideran innecesario, dado que cada 5 minutos sale un autobús del aeródromo hacia la estación intermodal, desde donde se puede trasbordar a cualquier localidad de la isla.
El conseller de Territorio, Energía y Movilidad, Marc Pons, en una reunión mantenida ayer en la sede de la Conselleria, ofreció contrapartidas a los taxistas que ellos consideraron insuficientes y casi insultantes y acusaron al Govern de “enviar a 2.000 familias a la ruina para favorecer solo a tres concesionarias”.
Antes de lanzar la propuesta de las líneas de autobús desde del aeropuerto, el Govern debió prever que tal medida iba a generar gran malestar entre los taxistas y debió abordarse esta espinosa cuestión de otro modo que asegurara por la vía del diálogo, una solución aceptable para todos. Pero los hechos consumados han abocado a los taxistas a movilizarse para protestar contra los planes del Govern, que por otra parte son comprensibles para mejorar la movilidad y el transporte público. Es cierto que son muchos los aeropuertos españoles que tienen conexiones directas con las principales ciudades y núcleos turísticos, pero no es menos cierto que el Govern debió prever que los taxistas no aceptarían pacíficamente perder una parte del pastel que suponen los traslados de turistas desde Son Sant Joan hasta sus hoteles respectivos.




