Triste final de año

Este 2016, ya moribundo, aciago y nefasto en tantos sentidos, sigue siendo particularmente funesto en lo que a muertes de músicos se refiere. A la ya larga lista acumulada a lo largo del año, se han añadido en los últimos días Rick Parfitt, guitarra rítmica, cantante y compositor de Status Quo, y la estrella del pop George Michael.

Reconozco que el estilo de boogie rock de Status Quo no es de mis predilectos, pero no hay duda de que tienen una posición preeminente en la música pop y rock desde los años sesenta hasta ahora mismo, uno de los grupos más longevos y que ha conseguido colocar un gran número de éxitos en las listas en prácticamente todas estas décadas.

Mucho menos me gusta la música de George Michael. Ni cuando formaba parte del dúo Wham!, ni en su carrera como solista. Sus canciones pegadizas e insustanciales están muy alejadas de mis preferencias musicales, pero no se puede negar el mérito a un artista que ha vendido más de cien millones de discos, aunque ese mismo hecho es, en sí mismo, una más de las múltiples pruebas de la decadencia intelectual que aflige a nuestra civilización.

También hay que reseñar la muerte en accidente de aviación de más de sesenta miembros del Ensemble Aleksándrov, más conocido como el Coro del Ejército Rojo, el grupo músico-vocal del ejército ruso, antes del ejército soviético, que acudían a la base rusa cercana a Latakia en Siria a amenizar la celebración del año nuevo a las tropas rusas destacadas en dicho país.

Estas muertes de los miembros del coro del ejército rojo y las de los demás componentes de la expedición y tripulantes del Tupolev siniestrado en el mar Negro se añaden a la pérdida absurda de cientos de miles de vidas humanas en la guerra civil siria y al sufrimiento de los millones de desplazados sobreviviendo en condiciones inhumanas en campos de refugiados en la propia Siria, en Turquía, Líbano, o Grecia.

Las potencias occidentales no ayudamos a la oposición laica siria al principio de la revuelta, cuando tenían posibilidades incontestables de derrocar al tirano El Assad, permitimos que creciera el monstruo de Estado Islámico y finalmente Putin ha dado la puntilla al intervenir a favor del régimen sirio y derrotar a la oposición en la estratégica batalla de Alepo.

Triste final de año para la música, para los sirios y para la decencia. Mientras tanto Putin sale en televisión junto al dictador kazajo Nazarbayev con gesto compungido, lamentándose de la catástrofe aérea y de la muerte de sus conciudadanos, pero sin un solo comentario para los miles de muertos que sus bombarderos han provocado entre la población de Alepo.

Y Netanyahu y el gobierno de Israel ponen el grito en el cielo porque el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha aprobado una resolución declarando ilegales los asentamientos judíos en territorio palestino y los Estados Unidos, por primera vez, no la han vetado. En cualquier caso, ya han dicho que no solo no piensan respetar la resolución, cosa que nadie dudaba, sino que considerarán tomar represalias contra todos los países que han votado a favor. Curiosa, y habitual, forma del estado de Israel de (no) respetar la legalidad internacional.

En fin, a pesar de todo, les deseo a todos un feliz año nuevo.

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