Cuando de una plantilla tienes que dejar ocho en casa, malas noticias. Si en una convocatoria de dieciocho jugadores citas a cinco laterales, cuatro carrileros y sólo dos centrales, algo no encaja por mucho que haya quien pueda jugar en distintas demarcaciones. A saber lo qué se trae entre manos Olaizola para contra restar a uno de los equipos más serios de segunda división como es el Girona.
La pataleta de Joan Oriol le ha servido para regresar a una lista en la que otros dos jugadores compiten con él como defensa izquierdo. Repito, al margen de que Angeliño vaya a jugar más adelantado o no. Por el contrario, Salomao y Oscar Diaz prolongan su castigo y el portero, Roberto Santamaría, continúa de baja y sin noticias de su recuperación salvo que el día menos pensado también se descuelgue con alguna historia de desamor con la planta noble.
El anfitrión comenzó la liga sembrando dudas, aunque pronto acabaron con ellas. Resentido de bajas importantes como las de Becerra, Lejeune, Clerc y Mata, Pablo Machín tuvo que hacer encaje de bolillos para que sus sustitutos se adaptaran a un sistema de juego que vienen practicando desde hace tres temporadas y les ha dejado siempre a las puertas del ascenso que ahora intentan alcanzar por vía directa. Es uno de los tres equipos, junto al Levante y el Tenerife de Pep Lluis Martí, que aún no han perdido ni un partido en su feudo. Solo cuatro equipos han conseguido arrancar un punto de Montilivi, lo que previene de las dificultades que entraña el compromiso.
Faltan pocas horas para descubrir si el antídoto para frenar a la delantera que más goles ha marcado en presencia de sus seguidores funciona. Un detalle, no es el que menos ha encajado en sus actuaciones como local. ¿Irán por ahí los tiros?