Con su proyecto de ley para combatir el cambio climático, el Govern balear pretende ser pionero en la adopción de una serie de medidas entre las que destaca su intención de prohibir la entrada en las islas de coches diésel a partir de 2025 y de gasolina en 2035. Con un margen para que los vehículos de combustión interna hayan concluido su vida útil, el objetivo que persigue el Govern es que todo el parque automovilístico del archipiélago sea eléctrico en 2050.
Es de aplaudir la ambiciosa apuesta del Govern por las energías limpias de cara a cumplir con los objetivos marcados en los Acuerdos de París, especialmente por lo que se refiere a las emisiones de dióxido de carbono que se producen por la combustión de carbón y derivados del petroleo. Sólo se conseguirán resultados aceptables si el objetivo es ambicioso, como parece el caso. El problema reside, no sólo en la dificultad de llevar a cabo este plan, sino en la voluntad que muestren los propios gobernantes de cara a los ciudadanos.
En este sentido, este martes hemos conocido que el propio Govern ha iniciado los trámites para comprar varios coches de gasolina. Coches nuevos que, para ser rentabilizados, deberán durar bastantes años. Mal ejemplo. El Govern dispone de un amplio parque móvil que, de llevarse a cabo lo que prevé la ley, deberá reconvertirse en un plazo relativamente corto, por lo que lo más ejemplar sería, a la vez que se promueve el texto legal, que la propia administración se adelante y actúe en consecuencia.
El Consell de Mallorca, por ejemplo, tiene previsto poner en circulación un centenar de vehículos eléctricos en los próximos años. De momento, la mayor parte, 77, ya han sido puestos a disposición de los diferentes ayuntamientos de la isla con el objetivo de renovar la flota municipal y sustituir aquellos que utilizaban combustibles convencionales. En el lado opuesto, el Govern que promueve la ley, no sólo no da ejemplo sino que presenta serias dificutades para detallar con precisión el estado y la cantidad de vehículos que conforman su parque móvil.
No basta con hacer buenas leyes. El Govern debe saber que para que se lleguen a cumplir, es necesario, además, ser créible. Y eso empieza porque sus promotores den ejemplo.





