Cada día al despertar hay un nuevo boletus satanás que ha crecido al lado de otra amanita phaloides.
La toxicidad a la que nos vemos sometidos es mortal. No hay cuerpo ni alma que resista tanta cochambre y tanta traición de los espadachines políticos de la democracia. Pero,cada día hay más, crecen como setas venenosas a nuestro lado. Lo más cruel, es que nos engañan y seguimos tragando con la desesperanza incrustada en que aparecerá el lado bueno.
Desde hace años, venimos padeciendo el ataque sigiloso, de una especie de virus contagioso que afecta sobremanera a políticos, ciertos dirigentes sindicales y demás individuos expuestos a ello. Algunos aguantan, son perseguidos o se van del redil, otros, -una gran mayoría- sucumben y se apuntan al saqueo incluso con chulería, marcando paquetes por todos los paraísos donde la han metido.
Esta bestia vírica,siempre ha estado aquí – no nos engañemos ni miremos al vecino por favor- pero, es ahora que sale. Digo que el virus ha incubado todo este tiempo, ha vivido entre nosotros, la mayoría, sin darnos cuenta de que la delincuencia política crecía, que los portadores de dicho veneno fumigaban nuestra ilusión y el deseo de creer en los líderes, secretarios generales y el resto de la tropa que les abriga. Engañados, nos han ido entreteniendo cada cuatro años, cambiando el discurso o añadiendo un poco más de caldo entre urna y urna. Vaya circo que se nos ha montado con el permiso de la mayoría claro. Ahí están todas, todos, representados por individuos siniestros de las diferentes patronales, sindicatos, políticos de un lado a otro, verdugos sociales y demás jauría de postín y de postón, incluida una Infanta...que con permiso de su Fiscal defensor, al final, quedará como una reina.
¿Injusto... Miserable? Por cierto...el Sr.Torres Dulce, Fiscal General, debería medir un poco sus palabras. No es usted “quién” para calificar a los periodistas, juristas, comentaristas y demás gente del pueblo, que dudamos y opinamos sobre la actitud del señor Horrach, de que seamos miserables e injustos. Si la Infanta no ha cometido fraude, pues eso, que se vea. Después, diga todo lo que quiera sobre lo justo, lo injusto, lo digno y lo indignante . De momento, es el pueblo el que está justamente indignado, al que, precisamente, no escuchan ni jueces, ni políticos, Señor Dulce.
A lo que vamos que me pierdo. La pandemia asquerosa se extiende de Norte a Sur y se instala y proclama de forma inesperada y también esperada, en todos los burdeles de la política. Las mejores casas de izquierda y de derecha, dan cobijo- aveces sin saberlo- a sus sabandijas. Muchos están intentando disimular estas vergüenzas, pero poco a poco les cae el disfraz, aquí, en Sevilla,Toledo o en Tenerife da lo mismo. Mientras, la gente, no encontramos el norte para que la papeleta entre correctamente en la urna el día “D”. “Podemos” meterla, pero tampoco nos atrevemos, que no lo vemos claro vamos.
