Como creo haber dicho, he estado unos días fuera de Mallorca, sufriendo temperaturas aún más abrasadoras. Nada mejor para comprender que Palma es la ciudad más sucia del mundo. Ni siquiera los rincones más patéticos de España tienen el nivel de suciedad y abandono que tiene nuestra ciudad. Ustedes verán: nuestra suciedad, nuestros precios, el fantástico servicio de nuestros camareros, unas cuantas huelgas de autocares con algo de violencia y una avería en la máquina que dirige las maletas del aeropuerto y tenemos garantizado un producto turístico de pena.





