24 de mayo este año, pero puede ser cualquier día. El día de las elecciones, tanto municipales, europeas o generales, pasa a ser el día de la democracia. Otro Día de .. más, una efeméride inútil más si las celebraciones varias ya las tuviéramos normalizadas en este siglo XXI.
Va siendo hora de acabar con esta idea limitada, el día de la democracia. Debemos apostar por un cambio también ahí. Todos, porqué ya no hay anfitriones e invitados. Todos los ciudadanos, representantes y representados hacemos girar la rueda que nos empuja y tiramos de ella con el esfuerzo de todos.
Los representantes deben ser conscientes de su deber. Son elegidos y pagados por los ciudadanos y ante ellos deben rendir cuentas de sus aciertos, errores, desvelos y alegrías. Deben hacerlo cada uno de los 1.460 días que durará su trabajo. Cuatro años de exposición ante la ciudadanía, siempre y en todo momento. Además deben hacerlo con gusto, como una parte muy importante de su trabajo porqué se les supone vocación de servicio. Su gestión será transparente. Todos los trabajadores lo hacemos así.
Los representados deben dejarse de monsergas. Todos aquellos ciudadanos que ejercen su derecho al voto, con responsabilidad deben alargar esa participación durante los cuatro años siguientes, gane quien gane. Los que se quedaron en casa, por pereza, por desánimo, por ignorancia o porqué les dió la gana, reflexionen.
Somos los que mantenemos con nuestros impuestos a los políticos que nos dirigen. A veces ganan los nuestros, a veces no. Pero les pagamos todos y ellos trabajan para todos. Al menos deberían. Somos sus jefes, no sus súbditos. Tenemos derechos sobre ellos: exigirles un buen trabajo, transparencia y honradez. Nuestros representantes políticos tienen el deber de escucharnos, de respetarnos y rectificar si es preciso.
La democracia no es un día exclusivamente, en el que dejan participar al pueblo, a esos individuos que les permiten votar un día y después les olvidan. No. La democracia es la participación de todos los ciudadanos en la vida pública. Un derecho y un deber a cumplir cada uno de los 1.460 días de legislatura.
Representantes y representados por aquí empieza el cambio.
