A la infanta plin. Menudo paripé tuvimos que aguantar los ciudadanos ayer. En realidad, llevamos años aguantando esta tomadura de pelo. Todos somos iguales ante la ley. Ja! Eso sí, la función se ha pagado con nuestro dinero. Todo esto ya lo sabíamos. Quizás el Borbón padre aún pensó que podría colársela a sus súbditos. Tan campechano él. Un poco tarde, señor. Cristina se ha pirado a Suiza y poco sabremos ya de ella. Para ellos paz y gloria. Ya estamos los demás para aguantar los palos de la realidad. Siento curiosidad por cómo vieron este sainete los políticos que les dieron nuestro dinero a los Urdangarin-Borbón. Cómo iban a negarle nada al yerno del rey. Mejor negárselo a sus electores. Por qué, ¿que tipo de pedigree tenemos usted y yo?. Ninguno, claro. En cambio ellos, Matas, Barberà, Camps ... Merecían la dádiva real. El pueblo lo aceptará. Todo ello, tal cuál la Edad Media. Sin moral, ni vergüenza, ni sentido del deber, ni respeto... Así lo vivieron y así nos lo han cargado sobre nuestras espaldas. ¿Vamos a seguir consintiéndoselo? A la infanta le va a ir bien, seguro. A usted, presidente, tal vez le convenga buscar refugio. Parece que se le puede torcer algo más que su sonrisilla. Y ojo, cuando las barbas de tu vecino veas cortar... No somos todos iguales ante la ley. Ni ante nuestras conciencias. Por suerte.
