El gobierno está haciendo las maletas. No se puede entender de otra manera el desbocado intento de controlar la empresa tecnológica Indra en un burdo movimiento que ha provocado la dimisión en cadena de los consejeros independientes y la intervención de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Se plantea si la CNMV debe investigar la acción concertada del Gobierno con sus aliados por indicios de infracción a la ley de OPAs.
Tanto los consejeros destituidos como los que han dimitido, según las informaciones publicadas en los medios, coinciden en que, desde el gobierno, pueden no ser bien vistas, las lógicas exigencias de capacidad y experiencia necesarias para acceder a los órganos de decisión de la empresa. La capacidad crítica y la experiencia profesional representan la mejor apuesta para el futuro de la empresa, pero pueden no coincidir con los intereses del ejecutivo o de los partidos en los que se sustenta. O simplemente no estar alineados con quienes los lideran.
Lo que no es discutible es que el movimiento orientado a conformar una nueva mayoría en el consejo se ha realizado desde Amber - a la sazón el fondo del presidente de Prisa-, el grupo vasco Sapa y la SEPI, el brazo “armado” del Gobierno en Indra.
Tras el cese de la directora del Centro Nacional de Inteligencia, CNI, el intento de asalto al Tribunal Constitucional, el cierre ilegal del Congreso de Diputados durante la pandemia, la declaración de que no ha existido el confinamiento, los movimientos de la ex ministra de Sánchez y ex diputada del PSOE, en funciones de fiscal general del Estado, la toma del Centro de Investigación Sociológica y la dimisión del presidente del INE, nada adquiere la categoría de excepcional ni sorprendente.
Entiendo que con asesores áulicos como Albares, Bolaños y Calviño y socios como Iglesias-Montero, no se puede ir más lejos. Si nos atenemos a lo que parece, el nerviosismo se ha adueñado del Gobierno y las urgencias se aceleran. Las maletas ya están hechas.
Buen finde.