Foto: J. Fernández Ortega
El director de Infraestructuras de Aena, Antoni Rosselló, ha señalado este lunes que el derrumbe registrado la semana pasada en la zona de recogida de equipajes del aeropuerto de Palma se debió a la "actuación indebida" de un trabajador de una empresa subcontratada.
Durante la presentación del estado de las obras de remodelación del aeródromo, Rosselló ha explicado que el colapso se produjo después de que el operario utilizara un hueco abierto en la pared —destinado a subir cristaleras a una planta superior— para introducir maquinaria pesada, incumpliendo los protocolos establecidos. "Por su cuenta y riesgo", ha remarcado.
El directivo ha subrayado que la empresa para la que trabaja el empleado ya ha sido penalizada por Aena y ha asegurado que "por suerte, no ocurrió una desgracia". El incidente, que no causó heridos pero sí levantó las alarmas en plena fase de obras, ha obligado a paralizar los trabajos en esa zona concreta y a revisar todos los procedimientos de seguridad. Pese a que se han interrumpido las obras, Rosselló ha asegurado que los trabajos en esa zona están prácticamente finalizados.
Antoni Rosselló ha detallado que el subcontratado se saltó "todos los protocolos de seguridad" y decidió introducir esa maquinaria a través del hueco en la pared. La maquina derrumbó una serie de ladrillos que automáticamente cayeron sobre la zona afectada.
El director del aeropuerto, Tomás Melgar, ha salido al paso de las críticas del Govern y la CAEB, que calificaron de "vergonzosa" y "deplorable" la imagen que se estaba proyectando por el estado de las obras y el derrumbe. Melgar ha admitido que es lógico que exista preocupación institucional, pero ha defendido que en una obra "de esta magnitud es imposible que no haya incidentes", más aún cuando trabajan en ella hasta 65 empresas diferentes.
"Cuando hay tantos agentes implicados pueden producirse errores, pero siempre hemos intentado actuar inmediatamente y dar respuesta a las reclamaciones de los sindicatos", ha asegurado Melgar, que ha insistido en que el aeropuerto ha mantenido una comunicación constante con las instituciones.
Melgar, de esta manera, ha restado importancia a las últimas quejas de sindicatos que aseguraban que trabajadores y pasajeros "se enfrentan a innumerables peligros debido al riesgo de las obras". El presidente ha explicado que la convivencia "no es fácil", pero que se cumplen los "procesos de seguridad".
Sobre la situación que viven los pasajeros y los trabajadores del área de movilidad reducida (PMR), Melgar ha explicado que actualmente el paso de estas personas se hace por una zona que "no es la adecuada" pero que pronto ese recorrido "cambiará".
La remodelación del aeropuerto de Palma —que no supondrá un aumento de capacidad operativa, según insiste Aena— avanza con una inversión de 560 millones de euros y se prevé que finalice a finales de 2026. Sin embargo, el grueso de las afecciones para los pasajeros debería resolverse antes del inicio de la próxima temporada turística.
Entre las actuaciones más destacadas figuran la remodelación del módulo A, la conexión del módulo D con el edificio Procesador, nuevos controles de seguridad y una nueva pasarela elevada hacia el aparcamiento. Además, se habilitará un gran solárium y se renovará la oferta comercial.
De hecho, el área comercial del aeropuerto vivirá su propia revolución. La zona superior, donde antes estaban los controles de seguridad y dicho solárium, se transformará por completo. El entusiasmo del director del aeropuerto, Tomás Melgar, al hablar de esta parte del proyecto ha resultado llamativo. “Tendremos el McDonald’s más grande de Europa”, ha afirmado con una leve sonrisa. El enfoque, más que una simple reforma funcional —que, según Melgar, era una "demanda histórica de los ciudadanos de Baleares"—, parece apuntar a convertir el aeropuerto en un centro comercial con el tráfico garantizado de más de un millón de personas en plena temporada.
Sobre el resto de reformas, Melgar ha asegurado que en las próximas semanas, estará lista una nueva dársena para autobuses de EMT y TIB y se pondrá en marcha toda la zona comercial de la cuarta planta. Para invierno quedarán tareas como la retirada de escaleras entre planta de facturación y control de seguridad, la demolición del edificio Aena 1 y ajustes en la zona comercial.
Pese a que Aena insiste en que la remodelación no busca ampliar el número de pasajeros, Melgar ha reconocido que el aeropuerto podría asumir mayor capacidad operativa en determinadas franjas horarias sin superar el tope actual de 66 slots por hora y 12.000 pasajeros. Eso sí, cualquier decisión al respecto correspondería al Gobierno central, dado que el aeropuerto es una infraestructura de interés general.
En cuanto a las previsiones para este verano, se esperan cifras similares a las del año pasado. Según Melgar, el crecimiento, si lo hay, vendrá sobre todo de la temporada baja. En mayo se registró un ligero descenso respecto al año anterior, y junio se ha mantenido estable. Mientras baja el tráfico alemán, sube el británico y el centroeuropeo.
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