Hay algunos ciudadanos mallorquines que están obsesionados con rebautizar el Aeropuerto de Palma – Son Sant Joan y ponerle el nombre de alguna personalidad histórica o contemporánea que le dé más lustre a la denominación oficial de nuestra principal puerta de entrada a la isla. Pese a que muchos se declaran partidarios de mantener y recuperar los topónimos tradicionales, en el caso del Aeropuerto de Palma proponen que se llame Ramón Llull en lugar de Son Sant Joan, la finca donde originariamente se ubicó el aeródromo. Hasta ahora han tenido poco éxito porque ya se sabe que AENA, el ente gestor de la red nacional de aeropuertos, no es muy permeable a las propuestas locales. Basta que desde aquí se pida algo para que automáticamente lo denieguen, contando con la suerte de que se dignen a contestar.
Ahora alguien ha tenido la brillante idea de que nuestro aeropuerto reciba el nombre del mallorquín más famoso de todos los tiempos, Rafael Nadal, y está recogiendo firmas en change.org para ver si convencen a AENA.
La presidenta del Govern, Francina Armengol, ha dicho que le parece muy bien. Algunos interpretaron que la líder socialista daba su anuencia al cambio de nombre, pero Cosme Bonet advirtió en las redes sociales que a Armengol le parece muy bien que se recojan firmas, no que se rebautice nuestro aeropuerto con el nombre del mejor tenista del mundo que, por circunstancias de la vida, es mallorquín. Gracias por la aclaración, Cosme.
Y los de Més per Mallorca, que en su día se opusieron a que la UIB otorgase el título de doctor Honoris Causa al deportista de Manacor, han dicho que hay cuestiones aeroportuarias más importantes que esta, que es como decir que no quieren que se haga. Ya sabemos el cariño que profesan al mejor tenista español de la historia.
Lo ideal para los ecosoberanistas, llegados a este punto, es que digan a quién hay que dedicar el aeropuerto de Palma. Supongo que al exiliado Valtònyc, que para ellos es el mallorquín más digno de homenaje y sujeto de todas las virtudes habidas y por haber. Un prohombre digno de veneración. Pero no sé si AENA estará de acuerdo con los de Més. Esperemos que no.