La competición propone una competición entre la costa normanda y el Caribe, un desafío que combina resistencia, estrategia en la que han participado los mejores regatistas oceánicos del mundo. Este año, la dureza del Atlántico se dejó sentir desde la primera noche: tres trimaranes Ocean Fifty volcaron y sus tripulaciones tuvieron que ser rescatadas —todas en perfecto estado—, un recordatorio del nivel de presión al que se enfrenta cada barco.
El golfo de Vizcaya marcó uno de los episodios más complicados. El mal tiempo obligó a la organización a decretar una parada de seguridad en A Coruña para la clase Class40. Aina y Axelle llegaron el 29 de octubre después de una noche especialmente compleja y retomaron la regata el 1 de noviembre, una vez la meteorología ofreció una ventana más segura. Pese a la pausa, las condiciones siguieron siendo muy duras: al salir de Galicia, el Engie – Dessine-moi la High Tech tuvo que atravesar frente tras frente, encadenando días de viento fuerte y mar muy agitada.
Al llegar a las Azores, la flota se dividió en dos grandes grupos con apuestas estratégicas opuestas. La opción norte, inicialmente más rápida, quedó atrapada en zonas de calma. El grupo sur —en el que navegaban Aina y Axelle— recorrió más millas pero encontró finalmente mejores vientos alisios, lo que les permitió mantener ritmo y progresión hacia el Caribe.
Para la regatista mallorquina del Club de Vela Port d’Andratx, esta ha sido su segunda gran aventura atlántica, apenas un año después de batir el récord mundial en solitario entre Cádiz y San Salvador. Su participación también ha sido posible gracias al programa Cap pour Elles, una beca impulsada por la propia organización de la regata que selecciona en cada edición un unico equipo para fomentar la presencia femenina en las grandes regatas oceánicas y que ha permitido a Bauza participar en está gran aventura.
En este cruce, la compenetración con Pillain ha sido clave: cada maniobra, cada guardia y cada decisión táctica han exigido coordinación a bordo del Class40, una embarcación rápida, técnica y físicamente muy exigente. Siempre con una sonrisa y buen humor, Aina ha compartido el día a día con seguidores a través de una comunidad de WhatsApp siempre con humor y una sonrisa.
Tras su llegada a Martinica, Bauzà cierra una travesía marcada por la tenacidad, la estrategia y la capacidad de sobreponerse a un Atlántico especialmente difícil. Una aventura que reafirma la solidez del proyecto y demuestra que la navegante mallorquina ha llegado al panorama internacional de la vela oceánica para quedarse.







