Al hotelero no hay que morderle la mano

¿Acaso quizá, pensabais señores del Gobierno de aquí, que los hoteleros se callarían ante este estropicio que hacéis en su cuenta de resultados? La Ecotasa que habéis resucitado, no es vuestra, es suya, es su dinero.

Los turistas llegan en masa porque aquí se lo montamos bien, con todo incluido, con mucho sol y mucha playa, por la noche licor del fino a rebosar, algún “mamading” que otro. Aún no se incluye la caída desde un “balconing”con final feliz, pero ya caerá. Así que cuando llegan y les dicen que han de pagar un impuesto añadido, piensan que el hotelero es un rata, un atracador y piden explicaciones varias, a las que el recepcionista que ha doblado turno, no sabe que contestar o les dice la verdad : “Amigos, la ocurrencia no es de mi patrón a él le obligan, la fechoría ha salido del actual Govern, pero la recurriremos. Y así parece. Cuando nadie se lo esperaba y cuando más confiado estaba el Govern con ls colaboración de sus socios de la Federación, los hoteleros, todos a una, deciden recurrir el impuesto, vamos, la ecotasa.

Ya se han alzado voces en contra: “que si lo hoteleros lo quieren todo, que si se han hecho de oro, que son insaciables que si patatim o que si patatam” Olvidan los quejicas, que los creadores de riqueza en estas illes son los Hoteleros. No hay que olvidarlo; el turismo aporta riqueza a todos por desigual, pero todos hemos sido tocados por esta fortuna o parte de ella que genera la hostelería. Así pues, que nadie olvide que al hotelero no hay que morderle la Mano. Son nuestro motor económico y, aunque muchos lo ignoren, mueven ingentes cantidades de dinero, que después sirven para reinvertir aquí, con la creación de muchísimos puestos de trabajo directos e indirectos y con la innovación y actualización de su flota de hoteles. Cuando no les permiten construir más acá se van allá e invierten. Luego, el dinero regresa al sitio donde nació.

Pues eso, no seamos ingratos y valoremos su generosidad, no les hagamos la vida más dura y difícil gravando su bienestar que es el nuestro con esa ecotasa que acaban de recurrir como valientes. Allanemos la arena de las playas y de algunas calas para que se puedan posar más edificios acogedores.

Si esto sigue así vendrán más turistas porque no saben a donde ir. Si por desgracia ocurre lo que nadie quiere y todos pensamos, sobrarán hoteles, balcones, calas, playas, desaladoras, duchas y todo lo demás. Pero esta es otra historia, una historia negra, una epidemia que mejor no llegue nunca y que dejaremos instalada en otros países ribereños del Mare Nostrum.

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