El 2º teniente de alcalde de Modelo de Ciudad, Urbanismo y Vivienda Digna, Antoni Noguera, demuestra ser un joven político con las ideas muy claras que ha asumido una de las áreas municipales más controvertidas y también con mayor poder: urbanismo. Noguera habla claro, sin tapujos y no rehuye la respuesta a cuestiones espinosas. Esto es muy de agradecer. El líder palmesano de la formación econacionalista Més es percibido por la ciudadanía como el regidor con más poder incluso que el mismísimo alcalde José Hila. El hecho de que en 2017 vaya a sustituirle como primer edil contribuye a proyectar la imagen de alcalde in pectore.
Sin embargo Antoni Noguera en la entrevista publicada ayer por mallorcadiario.com no consigue explicar los motivos por los que unos asuntos son sometidos a consulta ciudadana y otros no. El asunto de Sa Feixina lo despacha calificando el tema de "fascismo", cuando está es una simplificación irreal de la polémica en torno al monolito que desde el equipo de gobierno municipal se ignora deliberadamente con formas un tanto despóticas y no exentas de arrogancia. Es una pena que Noguera pierda una oportunidad de oro para explicar sus razones, porque las tiene y de lo que se trata es de convencer, no de imponer con la vara de mando.
También resulta preocupante que el 2º teniente de alcalde desprecie las consecuencias económicas de sus decisiones en el área de urbanismo. No se trata de permitir ilegalidades, pero el ordenamiento jurídico a menudo es interpretable y también existen figuras legales para desarrollar iniciativas que redundan en beneficio de la ciudad. Los gobernantes de Cort no deben olvidar que la actividad económica la genera la estabilidad y la seguridad jurídica. Los emprendedores y los inversores privados merecen una Administración que no haga de su capa un sayo y no obstaculice sus proyectos por cuestiones ideológicas y muy frecuentemente sectarias.
