Las perspectivas de afluencia de turismo alemán a Baleares este 2014 no pueden ser más halagüeñas. El objetivo es alcanzar los cuatro millones y medio de visitantes teutones, superando con creces el ya extraordinario 2013, en que se superaron los cuatro millones. La economía alemana se está recuperando a un ritmo notable. Esta año las previsiones del Bundesbank apuntan un crecimiento del 1,7 por ciento y del 2 por ciento el año que viene. Y Balears está en punta a la hora de recoger el merecido descanso de tantísimos germanos. El sol y el mar de las islas les da vida. Hay que aprovechar esta oportunidad extraordinaria. La recuperación del Archipiélago pasa por potenciar el máximo el turismo, alemán, británico, ruso, italiano o venga de donde venga. Primero y fundamentalmente de cara a la temporada alta. Pero también pensando en ampliar esta temporada y en avanzar hacia una oferta invernal sólida.
Pero junto a este indudable éxito, que supone en la práctica que Balears sea locomotora económica para el conjunto del Estado, tampoco hay que ser ingenuos. Hay que conseguir que tanto esfuerzo no se pierda en parte por las cunetas del expolio fiscal. Es necesario que, desde la incuestionable solidaridad con el resto del Estado, el grueso de los recursos que aquí se generan se reinviertan en el Archipiélago. Necesitamos unas instituciones de autogobierno fuertes y justamente dotadas para afrontar los retos del presente y del futuro. Es un contrasentido que Mallorca sea potencia turística y se vea incapaz de terminar su Palau de Congressos por falta de dinero. En un contrasentido gozar de tantos visitantes y tener dificultades para el mantenimiento y mejora de la red de infraestructuras.
Es necesario sacar provecho del buen momento turístico. Hay que conseguir que la voz de Balears se escuche cada vez con más respeto en Madrid. Estamos de enhorabuena. El Archipiélago no tiene competidores dignos de tal nombre por la inmejorable relación calidad-precio que ofrece. Es una calidad única: compendia clima, mar, excelente estructura hotelera, seguridad, buenas infraestructuras y, sobre todo, una profesionalidad inigualable.
Sólo hace falta que el reconocimiento que demuestran hacia Balears los mercados emisores tenga su justa contraprestación con un mejor trato por parte de la Administración central a la hora de conceder una financiación que se ajuste a las necesidades e ilusión emprendedora del motor isleño. Ahí está la clave.





